𝟐𝟎 . 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐔𝐒𝐈𝐎́𝐍

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Transcurrieron dos semana y cuatro días desde aquel fatídico accidente automovilístico dónde como era de esperarse, los medios de comunicación no tardaron en querer indagar sobre lo sucedido con los dueños de la empresa de aerolínea YangAir, en me...

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Transcurrieron dos semana y cuatro días desde aquel fatídico accidente automovilístico dónde como era de esperarse, los medios de comunicación no tardaron en querer indagar sobre lo sucedido con los dueños de la empresa de aerolínea YangAir, en medio de la confusión el personal administrativo y demás empleados se mantuvieron al margen al no saber nada sobre el paradero de Yang Jeongsu ni de su esposa Yang Heeso, y por si fuera poco el estado de salud del hijo heredero aún era un misterio debido a que Jeongin seguía sumergido en un largo sueño. Por consecuencia, esto llevó al equipo de trabajo a decidir cerrar sus puertas al público permanentemente o hasta nuevo aviso obligando al personal a desalojar el lugar y buscar otras oportunidades laborales.

Mi nueva rutina consistía en pasar días y noches dentro del hospital al que llegué a considerar mi nuevo hogar por el tiempo que pasaba en sus instalaciones, solía turnarme con mis amigos por ocasiones y poder regresar a la casa de la cual intenté por tanto tiempo escapar, necesitaba ducharme y comer algo más que no fuera únicamente ramyeon picante con Coca-Cola o terminaría internada como una paciente más. Se podría decir que Bang Chan el guardaespaldas y fiel amigo del ahora dueño de la casa Yang, tomó la batuta temporal ante la difícil situación y se hizo cargo de poner orden por los alrededores, el lugar ahora se mantenía tranquilo ante la ausencia de la maldad por lo que decidió que nos quedáramos viviendo allí, después de todo había muchas habitaciones libres.

Tardé más en llegar que en volver a salir regresando rápidamente a la blanca habitación, no soportaba pasar mucho tiempo lejos de I.N así que regresé a mi posición en el sofá al lado de su cama.

──¿Segura que pudiste comer bien? ──Preguntó Changbin quien estaba cubriendo mi turno en ese momento. Asentí dedicándole una amistosa sonrisa.

──Félix también hizo brownies, debes ir antes de que Chan se los acabe todos.

──Qué ni se le ocurra, la última vez se comió hasta la mezcla cruda sobrante ──Exclamó recogiendo su mochila, reí ante su comentario ──Pero ¿Segura que estás bien? ¿Necesitas que te traiga algo adicional? ──Negué moviendo la cabeza de un lado a otro.

──Tranquilo Binnie, mientras esté aquí observándolo no necesito nada más.

──De acuerdo... ──Se rindió suspirando ──Mantén tu celular cerca porsicaso, en unas horas vendrá Félix ──Avisó a los que yo afirmé escuchar, sin más que agregar se retiró del lugar.

Regresé mi atención al chico durmiente a mi lado, tomé su mano derecha entre las mías revisando aquella cicatriz que quedó como consecuencia de la quemadura por agua caliente de hace tiempo, afortunadamente estaba completamente curada, solo dejó una pequeña marca casi invisible. Su rostro ahora se mostraba sin ningún rasguño y ya no tenía tantos cables ni vendajes recorriendo su cuerpo.

──Estás sanando muy bien ──Hablé sin esperar respuesta alguna, pero con la tranquilidad volviendo poco a poco a mi corazón ──Solo falta que te liberes de ese largo sueño, bello durmiente.

Lo observé una vez más con cariño, ansiaba volver a ver esos tiernos ojos zorrinos sonriendo llenos de vida al igual que escuchar su voz cuando pronunciaba mi nombre con amor. Lo extrañaba, lo extrañaba demasiado.

Pasaron unos cuantos minutos en los que yo continúe conversando sola, relatando los pensamientos que surcaban por mi mente sin propósito alguno. Fue entonces cuando percibí un movimiento ajeno sobre mi mano, rápidamente mis sentidos fueron alertados y reincorporé la postura sobre el asiento sin soltar los dedos del contrario.

──¿Jeongin...? ──Pregunté esperanzada.

Inesperadamente sus dedos se sujetaron a los míos con una débil pero firme fuerza, miré sus ojos, estos comenzaron a querer abrirse nuevamente para observar el mundo. La máquina demostraba un ligero cambio en los latidos de su corazón. ¿Será posible?

Y pasó, volví a encontrar sus iris marrones. Ahogué un grito de emoción sollozando. Jeongin había despertado.

Recordé que debía notificar de inmediato si notaba algún cambio.

──Espérame, traeré al doctor ──Avisé dejando escapar unas cuantas lágrimas, dejé su mano sobre la manta azul y salí disparada en busca del médico encargado.

Regresé con el equipo profesional, sin embargo me obligaron a esperar afuera mientras lo revisaban. Los minutos parecieron horas y caminaba en círculos en la sala de espera.

──Señorita Choi ──Llamó la enfermera con la que había convivido algunos momentos en los últimos días, me acerqué a ella en menos de un segundo ──Puede pasar, pero por favor evite generar emociones fuertes al paciente.

Asentí y crucé la entrada cuándo lo ví, en verdad estaba despierto y sentado tranquilo sobre la cama.

──Jeongin ──Hablé llorando de la emoción, nuestros ojos hicieron contacto. Sentí la chispa dentro de mí ──Me alegra tanto ver que al fin estás despier... ──De repente mis palabras fueron interrumpidas por un repentino rostro confundido.

──¿Quién eres tú?

Mi mundo se congeló al instante, mi sonrisa se opacó y mi corazón amenazó con dejar de funcionar. Mi mayor temor terminó haciéndose realidad.

──Jeongin, soy Choi Nawoon ──Hablé con dificultad ──Yo... Soy tu novia.

──¿Mi novia? ¿Tú? ──Pronunció con un tono burlesco que me lastimó más de lo que ya estaba ──Ese nombre no me suena para nada.

Yang Jeongin, el chico que me había logrado enamorar, el que me protegió del peligro en reiteradas veces, el que luchó contra su propia familia por darme un mundo en el que pudiera vivir segura. Me había olvidado.

──Tranquilo... Lo importante es que despertaste ──Forcé una débil sonrisa en mi húmedo rostro ──Tómate tu tiempo, yo seguiré esperando a que despiertes.

──¿Esperando a quién? Lamento decepcionarte, pero yo no te conozco y no quiero tener a una invasora cerca de mí ──Espetó con amargura. Sus duras palabras fueron como un puñal en el pecho.

──Señorita Choi, creo que ya fue suficiente por ahora ──Interrumpió el doctor ──El joven Yang recién despertó, denle tiempo para ver si logramos alguna mejoría con respecto a su perdida de memoria.

──Claro... ──Con el dorso de mi mano intenté en vano secar las abundantes lágrimas ──No quisiera alterarlo más de lo que ya está.

En contra de mi voluntad me dirigí a la salida, dediqué una última mirada al confundido pelinegro. Aún no estaba perdido del todo, confío en que él verdadero Yang Jeongin tarde o temprano volverá a casa como comprometió desde un principio, y yo estaré a su lado para guiarlo cueste lo que cueste.

 Aún no estaba perdido del todo, confío en que él verdadero Yang Jeongin tarde o temprano volverá a casa como comprometió desde un principio, y yo estaré a su lado para guiarlo cueste lo que cueste

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