𝟏𝟗 . 𝐄𝐒𝐓𝐎𝐘 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎

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❨ NAWOON ❩

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NAWOON

Entré prácticamente corriendo en ese hospital deteniéndome en seco al llegar a la recepción, tomé una bocanada de aire en un vano intento de apaciguar mi agitada respiración.

──Disculpe, ¿Dónde está la habitación de Yang Jeongin? ──Pregunté desesperada, inmediatamente la encargada tecleó en su computadora en busca del susodicho.

──Segundo piso, habitación 143 ──Tan pronto como contestó, salí disparada al lugar indicado, detrás de mi pude escuchar a Félix agradeciendo a la joven para luego seguir mis inestables pasos.

Caminé con pasos apresurados por los largos y fríos pasillos esquivando pacientes, enfermeras, doctores y demás visitantes hasta que al fin dí con el número que buscaba. Todo esto me inquietaba más de lo esperado gracias a que ya había atravesado la misma situación hace años, con mis manos temblorosas tomé la puerta deslizándola a un lado.

Lo primero que ví fue a Bang Chan levantándose del sofá y dirigiéndose con prisa hacia mi. A su lado estaba un chico de prominentes musculos al que no pude reconocer, pero al juzgar por su semblante entristecido deducí que se trataría de algún amigo o socio.

──Nawoon, entiendo como debes estar sintiéndote ──Habló el más alto sujetando mis hombros, sus ojos estaban rojizos ──Pero por una vez más... Debes ser fuerte ──Concluyó a lo que débilmente asentí con la cabeza.

Me libero de su sutil agarre y seguí rumbo a la única cama que había en la habitación y la cual se encontraba cubierta por una blanca cortina. Tomé la suave tela corriéndola a un lado dejando al descubierto al causante de mi montaña rusa de emociones, llevé mis manos con asombro cubriendo mi boca ahogando un grito de dolor, las lágrimas se deslizaron como una cascada. Mi corazón se fracturó aún más de lo que ya estaba.

Jeongin estaba totalmente lastimado, su bonito rostro ahora estaba herido con múltiples rasguños y cortes, vías intravenosas y cables se conectaban a su cuerpo adormilado, su cabeza estaba envuelta en vendajes ocultando la oscura cabellera y el repetido pitido de las palpitaciones resonaban en el amplio espacio. Tomé su mano con la mía acariciando con suavidad intentando hacerle saber que estaba a su lado y que no volvería a soltarlo.

──¿Qué fue lo que te pasó? ──Cuestioné con la voz entrecortada por el incesante llanto.

Me llevó al menos un par de horas calmar la tormenta mental y emocional, ahí estaba sentada en la sala de espera con mis piernas y manos inquietas puesto que los médicos necesitaban hacerle otra revisión a I.N por lo que tuvimos que desalojar el área. Mientras tanto, yo seguía sin asimilar lo que había ocurrido.

Chan me contó lo sucedido, la boda terminó como estaba planeado desde un inicio junto con la ayuda de su amigo robusto que se presentó ante mí bajo el nombre de Seo Changbin, a pesar de eso y por consecuencia de un pequeño descuido el Señor Yang se fugó emboscando a Jeongin en el auto de camino al departamento, al parecer entre ellos ocurrió una pelea que terminó en un choque contra un enorme camión, afortunadamente los servicios de emergencia llegaron a tiempo y lograron traer a I.N al hospital para que recibiera atención inmediata, por otra parte, su padre murió al instante debido a que se llevó la peor parte recibiendo el impacto de lleno. Jeongin había logrado su propósito ¿Pero a qué costo?

La presencia de Félix me sacó de mis enredados pensamientos, un vaso de agua se interpuso en mi campo de visión. Lo recibí sin ánimo alguno tomando solamente un par de sorbos, no hacía falta verlo para descubrir su mirada de extrema preocupación dibujada en el pecoso rostro.

──¿Debería traer a una enfermera para que te revise también? ──Preguntó angustiado por mi estado de salud. Negué con la cabeza.

──Estoy bien, no hace falta ──Forcé una sonrisa a medias, aunque mi demacrado rostro no serviría para convencerlo del todo. Él soltó un suspiro decepcionado.

Al cabo de unos cuantos minutos el doctor encargado salió de la habitación con una carpeta en manos, apenas lo vimos acercarse todos nos levantamos de los asientos a la espera de su veredicto.

──¿Ustedes son los familiares directos de Yang Jeongin? ──Cuestionó al notar únicamente a cuatro adultos jóvenes.

──Sí, somos su familia ──Confirmó firme Bang Chan.

──¿Cómo está él? ──Insistí.

El hombre mayor no pareció querer insistir e indagar más al respecto, por el contrario acomodo sus anteojos dispuesto a hablar.

──La vida del joven Yang está fuera de peligro ──Contestó, sentí como se me quitaba una parte del enorme peso que tenía encima ──Sin embargo, recibió un fuerte golpe directamente en la cabeza. Debe mantenerse bajo atención hasta que despierte y espero poder descartar mis sospechas.

Lo último nos confundió a todos.

──¿A qué se refiere con sospechas? ──Preguntó Changbin arrugando el entrecejo.

──Me temo que el cerebro del joven Yang podría verse afectado por el impacto, en otras palabras, podría correr el riesgo de perder la memoria.

Esa conclusión nos cayó con un balde de agua fría congelando nuestros sentidos, Chan revolvió sus cabellos desesperado, Changbin le exigió al doctor que hiciera todo lo posible para que eso no se cumpliera, otra vez mis piernas fallaron y sentí como perdía el equilibrio de mi cuerpo, esperé estrellarme contra el frío suelo pero fuí sostenida por un par de brazos. Nuevamente sentí un déjà vú, alcé el rostro esperando encontrarme con ese pelinegro que me sostuvo la última vez pero en su lugar fue el rubio quien me protegió de caer al piso.

Esta vez no sería Jeongin quién me acompañaría en la sala de espera, no otra vez. Él ahora era quién estaba dentro de la habitación postrado en una cama inconsciente y yo seguiría detrás de la puerta aguardando por su mejoría.

Irónicamente cada vez que deseaba recibir buenas noticias terminaba escuchando todo lo contrario y llorando hasta sentir mis ojos arder en las llamas de la tristeza. I.N seguiría con vida, eso sí estaba asegurado, lo que temía era que se perdiera a través de la neblina de sus recuerdos opacados.

Volví a entrar en la habitación, esta vez estábamos solos él y yo en el silencio cayado por la máquina que demostraba que seguía respirando. Volví a unir nuestras manos en un fuerte agarre, inhalé y exhalé insegura si podía escucharme o no, de igual manera tenía unas palabras para decirle.

──Jeongin, cuándo abras tus ojos... ¿Lograrás seguir recordando? ¿Olvidarás todo o solo una parte de lo que has vivido? ¿Recuperarás lo que hayas perdido? ¿Los momentos, besos y caricias que compartimos se borrarán como algo que nunca sucedió? ──Debía seguir manteniéndome fuerte, pero mis lágrimas no parecían estar de acuerdo ──Sea lo que sea primero debes despertar ¿Entendiste? Y no te preocupes que al igual como tú has estado para mí, yo estoy contigo. Siempre estaré cerca de ti aunque no me puedas reconocer.

 Siempre estaré cerca de ti aunque no me puedas reconocer

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𝐈𝐍𝐌𝐀𝐃𝐔𝐑𝐎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora