Es por la mañana, y Christine se estaba preparando para asistir al instituto. Se había cepillado bien el pelo y ahora bajaba a la cocina a desayunar.
Cuando bajo, se encontró a su padre haciendo el desayuno.
Mackenzie: Buenos días, hija, ¿qué tal has dormido?
Christine: Bastante bien, gracias. ¿Que hay para desayunar?
Mackenzie: Pues tenemos tortitas.
Christine: Vaya, con lo que a mí me gustan las tortitas.
Mackenzie: Pues será mejor que las comas rápido, porque el autobús no tardará en llegar.
Dijo sirviéndole el plato mientras miraba también el reloj.
Christine: Huy, es verdad, no puedo tardar.
Dijo mientras comenzaba a comer su desayuno. Después se lavó los dientes, cogió la mochila, despidió a su padre y se fue a coger el autobús que ya había llegado.
Antes de entrar, su padre la paró en la puerta.
Mackenzie: Espera, hija, que se te olvida el bocadillo.
Christine: Es verdad *lo coge* Gracias, papá. Hasta la tarde.
Dijo para después subir al autobús. Mientras el bus se dirigía al instituto, paró en la casa de Nico, su compañero de clase, y este se sentó al lado de ella, lo que la sonrojó un poco.
Nico: Buenos días, Christine.
Christine: Ho-hola, Nico, ¿qué tal la mañana? *algo nerviosa*
Nico: Como casi siempre, mi madre tuvo que sacarme a rastras de la cama. ¿Y a tí?
Christine: Bueno, a mí casi se me olvida el almuerzo.
Nico: Jeje, no tenemos remedio, ¿eh?
Christine: Ya, jeje, a veces somos de lo que no hay.
Así siguieron charlando durante el trayecto, y Christine de vez en cuando se ponía nerviosa cuando Nico hablaba, o se sonrojaba al tocarlo. Al llegar al instituto, Christine fue a coger algo a su taquilla, pero no se acordaba de que su taquilla estaba justo al lado de la de Nico, y, en un momento, a Christine se le cayó un libro.
Christine: Vaya, hombre. *se agacha para cogerlo*
Nico: *lo ve* Ya te lo cojo.
Nico también se agacha para cogerlo, pero al hacerlo toca la mano de Christine, que estaba posada en el libro. Los dos chicos se miraron a la cara, y sus rostros se ruborizaron.
Christine: *coge su libro* Gra-Gracias por querer ayudarme.
Nico: *con voz temblorosa* No fue nada.
Y los dos se fueron con paso acelerado a sus respectivas clases. El resto del día fue algo parecido, cada vez que se cruzaban en el pasillo o se daban la mano, uno de los dos o los dos se sonrojaban. Al llegar a casa, Christine decidió preguntarle a su padre él por qué de esos sentimientos.
Christine llega a la cocina, donde estaba su padre esperándola para comer.
Mackenzie: Vaya, al fin llegas.
Christine: Sí, jeje. Oye, papá, ¿puedo preguntarte algo?
Mackenzie: Claro, hija, ¿qué pasa?
Christine: Veras, hoy en el instituto he estado varias veces con Nico y, no sé por qué, me ponía nerviosa cada vez que se acercaba o me hablaba. También, cuando me daba de la mano, me ruborizaba. ¿A que se debe eso?
Mackenzie: Oh, hija, eso son sentimientos de amor.
Christine: ¿Que?
Mackenzie: Claro que sí, yo también tenía esos sentimientos con tu madre.
Christine: Entonces... ¿estoy enamorada?
Mackenzie: Claro, hija. Pero no pasa nada, eso es normal.
Christine: Gracias por eso, papá. *va a abrazarlo* Ahora me siento más tranquila.
Mackenzie: De nada, querida, ya sabes que yo estoy para lo que sea contigo.
Dijo mientras correspondía el abrazo.
ESTÁS LEYENDO
Ella no está en este mundo
FanfictionMackenzie pasará por una de las mayores tragedias de su vida. Tendrá que superar la muerte del amor de su vida mientras cuida de su hija solo. ¿Lo conseguirá?