2.REPARADORA DE ESCENCIAS Y OTROS DEMONIOS

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LIA

Cerrar una etapa duele tanto, pero es de esos dolores liberadores que te dejan con la sensación de ligereza en el cuerpo, te hacen sentir más fuerte, más preparado para la vida. Lo mejor de cerrar una etapa no es la decisión, ni la convicción, ni el proceso, sino la superación, ese momento en el que llegas a la conclusión de que todo lo que te mataba ya ni siquiera te estremece.

-¿En serio no sentiste nada? Dime la verdad Lia. - me dice mi mejor amigo por decimoquinta vez desde que vimos a mi ex.

-Ale, estoy bien, ya lo he superado y hasta yo me sorprendo. - digo con sinceridad. - Creo que ni siquiera estaba taaan enamorada.

Y es verdad,  suelo ponerme muy loca cuando me gusta alguien, siempre me ilusiono demasiado rápido, pensando que siempre habrá un para siempre y termino sufriendo las consecuencias. Pero yo soy así amo al amor, doy todo de mi todas y cada una de las veces que me "enamoro"  y agradezco cada una de las experiencias aunque por un tiempo termine tan rota que desprecie el sentimiento.

En el caso de Marco, pues no estaba tan enamorada, es decir, nunca creí que fuera para siempre, se que solo fui un impulso, una venda para su herida y orgullo, fui quien lo reparó, porque es lo que hago.

-Eres un sol, no deberías dejar que te apuñalen una y otra vez de esta forma. - Dice él chico de metro 80 acariciando mi mejilla - No mereces ser la tabla de salvación de quienes solo te golpean. Mereces a alguien que luche cada día para ganarte, para cuidarte.

- Para eso estás tú. Para curarme. - le sigo en un susurro.

-No Lia, yo estoy para cuidarte.

-Este es el papel que juego. Algún día el universo decidirá que cumplí con mi misión y enviará a esa persona que dices.

-Si todos fuésemos como tú el mundo sería un lugar mejor. - me reconforta y me enciende el contacto de sus labios con mi frente.

-Gracias por quedarte - mi mejilla en su pecho me hace saber que siempre va a estar.

-Nunca pensé en irme.

Mi relación con Alessando es incomprensible para mucha gente. Nos conocemos desde pequeños, crecimos juntos y siempre hemos sido de una forma u otra parte de la vida del otro. Nacimos en Cuba, pero a muy corta edad nuestros padres vinieron a trabajar a Europa por lo cual aquí hemos crecido.

¿Que si hemos follado? Sí , muchas veces, para que negarlo, pero eso no afecta de ningún modo nuestra amistad. El sexo entre nosotros es meramente eso, sexo. Fuera de ahí no hay ningún otro factor que nos una de una forma romántica.

Vemos aparecer las motos de Bianca y César, dos de nuestros amigos. Carlos llega andando.

-Vale ¿Quién nos falta? - pregunta Carlos tirándose sobre Alessandro.

-La Zanahoria - dice Bianca con su típico mal carácter - dice que trae a una amiga.

-No me jodas tía, es que ¿no puede estar sin mojarla mas de medio día? - dice César divertido.

-Lo peor es que nosotros tenemos que aguantar a sus amiguitas - esta vez es Carlos.

-Chicos - intervengo - Él nunca ha traído a ninguna de sus tontitas al almuerzo. Debe ser solo una amiga.

Somos un grupo peculiar, por decisión unánime nos denominamos normalillos. Porque ¿Que hay de raro en una chica de tetas y culo henormes, cabello azul y con asco a la vida? ¿O un tío lleno pircing y tatuajes de estos buenorros al que le dan crisis existenciales cada vez que hay problemas con sus padres? ¿O con el nerd fanático al manga que se la pasa leyendo revistas de física? ¿O con el pelirrojo que se folla a todo lo que se mueve y es incapaz de tomarse algo en serio? ¿O con el chico con pinta de tío malo que canta como ángel pero quiere ser cocinero y cuyo único sueño es comer pasteles de melaza en cantidades industriales? O conmigo, la chica que se enamora de causas perdidas esperando un para siempre.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora