Teacher's Pet || Heartstopper

12. ¿Sábado?

Charlie.

Me desperté con un nudo en el estómago, sin entender dónde demonios estaba. Mis ojos se ajustaron lentamente a la luz tenue de la habitación, y mi mente empezó a aclararse poco a poco. Tenía un sabor amargo en la boca y un escalofrío recorriendo mi cuerpo, a pesar de que estaba bajo las cobijas. Me incorporé lentamente, tratando de recordar qué había pasado la noche anterior.

Al girarme hacia mi mesita de noche, me encontré con algo que no esperaba encontrar; un envoltorio de condón y un tubo de lubricante abiertos. Mis mejillas se calentaron al instante al recordar el encuentro apasionado que tuve con Nicholas apenas unas horas atrás. La imagen de su rostro sonriente y su cuerpo esculpido se me vino a la mente, y no pude evitar sonreírme a mí mismo.

Nicholas yacía a mi lado, dormido profundamente, con una expresión tranquila en su rostro. Se veía tan vulnerable y adorable que decidí dejarlo descansar un poco más, a pesar de que estábamos en una escuela. Me levanté con cuidado de no hacer ruido, sintiendo el frío del suelo bajo mis pies descalzos.

El baño estaba apenas a unos pasos de distancia, y me dirigí hacia allí en busca de un poco de alivio. Al mirarme en el espejo, me di cuenta de lo despeinado que estaba mi cabello y del aliento agridulce que emanaba de mi boca. Me cepillé los dientes, tratando de deshacerme del mal sabor, y me lavé la cara para despertarme un poco más.

El recuerdo de la noche anterior seguía fresco en mi mente, pensando en si lo que habíamos hecho estaba bien. Me sumergí en mis pensamientos mientras me vestía con ropa limpia, sintiendo la necesidad urgente de una ducha para despertar por completo mi cuerpo adormecido. Pero no podía hacer mucho ruido.

No había terminado de abotonarme mi camisa cuando sentí un golpe desde afuera de la habitación.

- Charlie, ¿está todo bien? - preguntó una voz que no podía reconocer. Salí del baño y me acerqué a la puerta.

- ¿Quién es? - pregunté con cautela. - Soy Smith, ¿por qué cerraste con llave? - preguntó la voz, ahora identificada como la directora. Aunque sinceramente prefería que se encontrara un fantasma o algo por el estilo.

Mis manos empezaron a sudar. Me apresuré a despertar a Nick, susurrándole urgentemente mientras lo sacudía.

- ¡Nick, despierta por favor!

Nick abrió un ojo y me sonrió perezosamente.

- Me ha caído un angelito del cielo. - bromeó.

- Nick, por favor, levántate, no es momento para bromas, estamos en la escuela. La directora no puede verte. - le rogué.

- ¡Charlie! - gritó la directora desde afuera, tratando de abrir la puerta. - Charlie, ábreme o tendré que buscar una llave. - advirtió.

- Nick, por favor. - supliqué, sintiendo que mi corazón en cualquier momento se saldría. Nick rápidamente se levantó y agarró su ropa del suelo.

- Mierda, ¿dónde me escondo? - murmuró.

- En el baño. - le susurré. Nick asintió y se metió en el baño.

Con el corazón acelerado, y rezándole a todos los santos, abrí la puerta lentamente. La directora estaba parada frente a mí, con los brazos cruzados y una mirada de desaprobación.

-¿Por qué estabas encerrado, señor Charlie Spring?

- Lo siento, señora Smith, me estaba cambiando. - respondí nerviosamente.

- Sabes las reglas, Charlie, está prohibido encerrarse. - me recordó con severidad.

- Le prometo que nunca más lo haré.