Besos húmedos con sabor a pecado [+18] [PGP2024]

1 | ¿Cómo si te follara con la mirada? (+18)

╰⁠(༼ᕙ Cajita para decir presente ᕗ༽)⁠╯

…⁠ᘛ⁠⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ

1 | ¿Como si te follara con la mirada? (+18)

"¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa? ¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos sin que se quemen sus pies? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; cualquiera que la toque no quedará sin castigo."

~Proverbios 6:27-29~

Gimo al sentir como aumenta sus embestidas. Siento su miembro agrandarse en mi interior mientras sus dedos frotan con rapidez mi clítoris llevándome a un estado de sumo placer.

Él me agarra del cabello y me azota el trasero dejando como consecuente un ardor exquisito en ellas, magrea mis pechos a su gusto y suelto un grito ahogado en la tela al sentir sus dedos dentro de mí. Es algo realmente placentero sentir que tocarás las nubes dentro de nada.

Noham no despega sus ojos de mí y acaricia mi labio inferior viendo como cae una lágrima por mis ojos, me besa la frente y aumenta el ritmo. Amo que sepa captar las señales que mi cuerpo le dan, sabe leerme y eso me gusta.

—Vamos bonita, dámelo todo —pide entre gemidos y tensa la mandíbula. Gruñe cuando siente mis uñas clavarse en su espalda y después de tres estocadas se corre en mi interior, por suerte siempre usamos protección.

Me quita las bragas de la boca dejándome soltar un suspiro agotador, el morbo que me provoca es una de mis fantasías culposas. Nos desplomamos en la cama antes de que esta rechinara por nuestro peso. Agarra un cigarrillo y extiende una sábana en nuestra dirección, nos quedamos en silencio mirándonos fijamente.

Me gustaría saber que piensa, él es de aquellas personas que por fuera muestran ser algo mientras que por dentro son todo lo opuesto. Me gusta pensar que conozco a su verdadero yo, pero sé que no es así.

—¿Viste cuánto ganamos hoy? —sonríe emocionado señalando la bolsa que se encuentra en una esquina del viejo apartamento.

—Fue más que las otras veces —comparto su emoción y le doy una calada a su cigarrillo.

La mayoría de las veces no llegábamos ni a los doscientos, pero hoy tuvimos suerte y más clientes por lo que podemos celebrar nuestros quinientos. Quiero añadir algo para romper el silencio de nuestro alrededor pero mi celular sonando me detiene.

—¿Si? —contesto sin mirar quién es. Noham dirige su atención a mí, curioso.

—Josefine, ¿dónde estás? —escucho la voz severa de mi padre y me alarmo. Se supone que debería estar en clases pero de seguro lo llamaron de la escuela. Le indico al pelinegro a mi lado que me alcance la ropa.