Capitulo 11

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LEAH


Hojeaba y hojeaba el libro que tenía en mis manos intentando concentrarme y que aquellas palabras se quedaran memorizadas en mi cabeza. Pero mi cabeza solo estaba pensando en una persona.

Joel de León.

Y es que si, desde que leí aquel contrato lo único que hacía era pensar en él, por un momento cerré el libro de derecho penal que sostenía en mis manos y me quede mirando un punto fijo de mi habitación; la pared.

"Si el jefe quiere experimentar cosas nuevas con su cuerpo, tales como sexo anal, sexo oral, objetos sexuales, etc, usted no se podrá negar."

Mordí mi labio recordando aquel artículo donde venían estrictas aquellas palabras, ¿En que momento pasamos de reglas del contrato de confidencialidad a contrato de sumisión? Porque si soy sincera, eso parecía. Aunque también tenía la curiosidad de experimentar esas "cosas nuevas" con mi cuerpo.

Entonces recordé las palabras de Audrey cuando le mostré dichoso contrato. 

—Vida, solo hay una, y si ese gilipollas quiere metértela déjalo, tú disfruta de lo bueno, ademas te estará dando dinero a cambio de unas buenas cogidas.

Cuanta razón habían en sus palabras, pero tampoco era ninguna puta, al principio acudí a él por necesidad, pero a este punto no se si esto está bien.

—Señorita bonita, ¿En que tanto piensas? —la voz de Damian entrando a mi habitación me hizo estremecer de susto, me levanté de la cama y fui a darle un abrazo.

—¡Dam! Que bueno verte, ¿Que hacéis aquí? —me separe de él después de darle un buen abrazo.

—Vine a verte, estaré unos meses por aquí, me dieron una gran oportunidad y no la puedo desperdiciar —camino hasta mi cama y se sentó tomando en sus manos mi libro—. Derecho penal, que heavy

—Si, me lo estoy leyendo y ahora no tengo cabeza para concentrarme —me cruce de brazos recargándome en la puerta.

—¿Que es lo que pasa contigo mi nena? Te noto extraña —hojeo el libro de derecho y se rio al ver mis apuntes.

—No te rías, así logro entender un poco más algunos temas que se me complican —suspiré negando, hice una mueca de disgusto y él se tiró a reír.

—¿Donde está Audrey? Creí que estaría acá contigo, digo, ustedes son uña y mugre y fui a su casa y no estaba, toque varias veces y nadie salió —se encogió de brazos dejando el libro a un lado de la cama.

—Debe estar durmiendo, hoy es nuestro día de descanso y casi siempre la pasamos durmiendo, o talvez no te quizo abrir la puerta —reí burlona mientras miraba mis manos.

—Que sinceridad... ¿Que es esto? —deje de mirar mis manos para verlo, en sus manos tenía el folder que Joel me había entregado, trague grueso y cuando corrí a quitárselo ya estaba leyéndolo—. ¿En que líos andas metida Leah?

—Dame eso, no es nada —me acerqué a mi mesita de noche y guardé el folder, mierda y más mierda, lo había alcanzado a leer.

—¿Como que le perteneces a Joel de León? —me miro a los ojos, yo desvíe mi mirada y corrí a mi tocador, agarre el peine y empecé a cepillar mi cabello nerviosa—. No te hagas, Leah ¿En que estás metida?

—No es nada, vamos a buscar a Audrey —deje el cepillo de peinar en el tocador y salí de la habitación de prisa, joder.

Las voces de Damian hablándome se escuchaban por toda la casa, agradecía porque mis padres y hermana no estaban ahora, de no ser así ya me armarían un sermón porque de seguro Damian no se quedarían callado.

Oscura Lujuria Where stories live. Discover now