Capitulo 19

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LEAH




Los primeros destellos de luz se filtraron a través de las cortinas semi abiertas, me remuevo un poco en la amplia cama, aún no me acostumbro a dormir en esta gran cama. Aún envuelta en las sábanas desordenadas, abro los ojos lentamente, el aroma a sándalo llegó a mis fosas nasales, tal vez porque estábamos cerca de los árboles. Me incorporo lentamente, me siento en la cama lista para levantarme pero la realidad me golpea y caigo en cuenta que no se como llegue a mi habitación.

Ayer después de estar todo el día trabajando en devolverles su dinero a varios clientes y confirmándole a otros su entrega segura, decidí terminar de trabaja en el cómodo sofá que tiene Joel en su balcón con la hermosa vista de la ciudad y el olor a fragancias naturales, me relajé tanto que no supe en qué momento me quede dormida, y tampoco sabía cómo había llegado aquí.

Me levanto de un tirón al ver la hora en el reloj que se encuentra en la mesita de noche. Marca las diez y cuarenta de la mañana, ¿Dormí mucho?

Yo tenía que estar despierta desde las seis de la mañana y ya casi iba a ser medio día, pero no tenía tiempo para ponerme a hacer suposiciones de cómo mierda había llegado hasta aquí ni de lo mucho que dormí.

—¡No puede ser! maldita sea Leah, ¿Como mierda se te pudo hacer tarde —exclamo auto regañándome, me doy un ligero golpe en la cabeza y corro al baño.

Olvidándome totalmente que mi tobillo no está aún del todo bien, al subir el pequeño escalón que tiene el baño siento como el ardor recorre por mi tobillo, me he lastimado.

—¡Doble mierda! ¡Joder! —doy un grito ahogado de dolor, pero no tengo tiempo para seguir haciendo drama.

Termino de entrar al baño cojeando. El reflejo en el espejo me devolvió una imagen somnolienta y desaliñada, niego varias veces, lavo mi cara con agua fría despejándome solo un poco. Me doy una ducha lo más rápido que puedo, ¡Bingo! tiempo récord, dos minutos.

Optó por solo maquillarme las grandes ojeras que traigo, pero no se como mi mano experta y veloz logro hacer un maquillaje básico en tan solo diez minutos. Entro al gran clóset y tomo lo primero que veo en mi campo de visión, me visto a toda prisa luchando con los malditos botones y mangas rebeldes, parece que todo estaba en mi contra hoy. Peino mi cabello en una coleta alta, aún sigue mojado pero no hay tiempo de secarlo, tomo mis zapatos de tacón y me los pongo a paso torpe.

Siendo las once de la mañana con diez minutos me encuentro frente a la puerta de madera esperando a que me dejen entrar. Se escucha un "adelante" de parte de Joel, su voz se escucha ronca y más seria de lo normal. Tomo una bocanada de aire y agarro la perilla, abro la puerta y la mirada de los presentes va directamente hacia mi. Emanuel, Joel, Erick, Dante y Gregory.

—Buenos días —les sonrió sin ganas, todos me miran serios, sin ninguna expresión en sus rostros, trago saliva.

—Buen día —responden todos, excepto Joel y Emanuel.

Pero no se queda callado por muchos minutos, porque al segundo ya empieza con sus fastidiosas palabras.

—Al parecer a alguien se le siguen pegando las sábanas —murmura Emanuel, me consta que nunca le caeré bien y hoy no tengo ánimos de discutir con nadie, así que intento contestar lo más amable y serena que puedo.

Oscura Lujuria Where stories live. Discover now