⋆⁺₊⋆ ☀︎ CHAPTER THIRTEEN

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சி°⚽_# TRECE;

"Encuentro entre Aficiones y Corazones!!

˚ ♡ ⋆。˚ ❀ El día del esperado partido entre España y Alemania llegó, sumiendo a Doha en una mezcla de emoción y tensión. Los aficionados se congregaban en los alrededores del estadio, llenando el aire con cánticos y banderas que ondeaban con fervor. Julia, Gala, y yo nos dirigimos al estadio con las camisetas de nuestros seres queridos: Julia llevaba la de su hermano Pablo, Gala la de Ferran, y yo la de mi mejor amigo Pedri.

La energía en el estadio era palpable mientras nos sumergíamos en la marea de aficionados que compartían la pasión por el fútbol. Las gradas vibraban con la anticipación, y el himno nacional español resonó, uniendo a miles de corazones bajo la misma bandera.

El partido avanzaba, y la tensión crecía con cada minuto que pasaba. El marcador se mantuvo en un empate 0-0 hasta el segundo tiempo. Fue en el minuto 62 cuando la euforia estalló en el estadio: Álvaro Morata, con un impresionante gol, puso a España en ventaja.

-¡Morata! ¡Esto es increíble! -gritó Julia, agitando la bandera española con orgullo.

La alegría se extendía entre nosotros, pero el destino del partido aún estaba por decidirse. En el minuto 82, Füllkrug, a favor de Alemania, igualó el marcador, desatando una ola de emociones encontradas en el estadio.

-¡No puede ser! -exclamó Gala, apretando con fuerza la camiseta de Ferran.

El empate dejó a los aficionados en vilo, pero la pasión por el fútbol trascendía los resultados. Nos abrazamos, compartiendo la adrenalina y la incertidumbre de esos momentos cruciales.

La noche cayó sobre Doha, pero las emociones del partido y el encuentro entre familias resonaban en el aire. El fútbol había unido corazones y creado lazos que iban más allá de la competición. En ese momento, el Mundial en Qatar se convertía no solo en una arena de partidos, sino en el escenario donde las historias se entrelazaban y se escribían capítulo tras capítulo.

La atmósfera post-partido era eléctrica mientras nos dirigíamos a la zona mixta, listas para encontrarnos con los jugadores y, por primera vez, con la familia de Pablo y Julia. Julia llevaba con orgullo la camiseta de su hermano, Gala la de Ferran, y yo la de Pedri. Nuestros corazones latían al ritmo de la emoción.

Al entrar, nos encontramos con la familia Páez Gavira. Los padres, Belén y Pablo, nos recibieron con sonrisas cálidas, y Aurora, la hermana mayor, nos miró con curiosidad y simpatía.

-¡Hola! Soy Elara -me presenté con una sonrisa, extendiendo mi mano.

-Encantada, Elara. Soy Belén, la madre de Julia. Este es mi esposo Pablo y nuestra hija Aurora -dijo, devolviendo la sonrisa.

-Mucho gusto -añadió Pablo, estrechando mi mano con firmeza.

Gala siguió mi ejemplo, presentándose con su característica energía, y Julia hizo lo propio con su familia. La conversación fluyó fácilmente, como si fuéramos viejos amigos compartiendo risas y anécdotas.

-¡Vaya partido emocionante! -comenté, tratando de aligerar la atmósfera.

-Sí, siempre es así con el fútbol. ¿Cómo se conocieron con Pablo y Julia? -preguntó Belén con interés.

Gala y yo compartimos la historia de nuestro encuentro y la mudanza a Barcelona. Julia habló sobre su participación en la introducción de Elara y Gala,

-Es genial tener nuevas amistades. Parece que el fútbol no solo une a los jugadores, sino también a sus amigos y familias -comentó Aurora, sonriendo.

La charla continuó animada. Hablamos de nuestras vidas, estudios y sueños, descubriendo más cosas que teníamos en común de lo que imaginábamos.

Después de compartir risas y anécdotas, nos despedimos de la familia de Pablo con la promesa de volver a encontrarnos en futuros partidos. Sin embargo, la noche aún tenía más emociones reservadas.

Decidimos animar a los chicos en el vestuario, una experiencia que iba más allá de lo que habíamos imaginado. Al llegar, el bullicio y la alegría nos recibieron. Los jugadores se relajaban después del partido, compartiendo risas y bromas.

-¡Chicas! ¿Cómo están? -saludó Ferran, con una sonrisa amplia.

-¡Increíble partido! Aunque el empate nos dejó con el corazón en la mano -comentó Gala, abrazando a Ferran.

-Sí, pero siempre hay más oportunidades -añadió Julia, animando a su hermano.

Los chicos se mostraron encantados con nuestra presencia, agradeciéndonos por el apoyo. Las risas resonaban en el vestuario, creando recuerdos que se sumaban al tejido de esta historia que se desarrollaba lentamente.

Al salir del estadio, la noche en Doha era testigo de la conexión que iba más allá de los resultados del partido. En ese momento, éramos más que aficionadas y amigos de futbolistas; éramos parte de una historia que se escribía con cada encuentro, risa y abrazo.










;; Hola holaa, perdón por no subirles capítulo ayer, juro que los recompensaré en un futuro. No se olviden de votar, Los ama Belu<3

Bajo el Cielo de Barcelona || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora