Bajo el Cielo de Barcelona || Pablo Gavi

⋆⁺₊⋆ ☀︎ CHAPTER SIXTEEN

சி°⚽_# DIECISEIS;
"Un Golpe en el Camino!!

˚ ♡ ⋆｡˚ ❀ La mañana del partido amaneció con una calma tensa. El desayuno se volvió un ritual silencioso mientras la anticipación flotaba en el aire. Julia y Gala volvieron a la habitación antes de dirigirnos al estadio, y mientras Elara se duchaba, descubrieron una bolsa junto a la cama con una nota que decía: "Para Elara, con cariño. - Pablo".

-¡Vaya sorpresa! ¿Qué será? -preguntó Gala, curiosa, mientras abría la bolsa.

Dentro encontraron la camiseta de Gavi con una nota adjunta que decía: "Para que lleves contigo un pedacito de la suerte".

-¡Guau! Esto es increíble. -exclamó Julia con entusiasmo.

Gala sonrió, y las tres nos miramos emocionadas. La conexión entre nosotras se fortalecía, incluso en los momentos difíciles. La camiseta de Gavi se volvía un símbolo de apoyo y amistad en medio de la adversidad.

-Vamos a animar a nuestros chicos con más fuerza que nunca. Esta camiseta nos dará suerte, ¡estoy segura! -dijo Gala con determinación.

Asentimos en acuerdo, y la emoción revivió en nuestras expresiones. Aunque la derrota era una posibilidad, nos aferrábamos a la esperanza y a la camaradería que nos unía.

El estadio estaba impregnado de emociones encontradas. Los padres de Julia y Gavi se unieron a nosotras para presenciar el partido. Cada mirada, cada gesto, llevaba consigo la esperanza y el temor de lo que estaba por venir.

El enfrentamiento fue un torbellino de emociones. España luchó con determinación, pero Marruecos demostró ser un rival formidable. El tiempo pasaba y la ansiedad crecía. Con el marcador empatado 1-1, el partido se extendió a tiempos extras, y finalmente, la tanda de penaltis decidió el destino.

Las lágrimas en los ojos de los jugadores reflejaban el peso de la derrota. Marruecos emergió victorioso en la tanda, y España quedó eliminada del Mundial. El silencio en el estadio era ensordecedor.

Nos retiramos del estadio en silencio, el corazón cargado de tristeza. Al llegar al hotel, nos sumergimos en la realidad de la eliminación. Sin embargo, entre las sombras de la derrota, encontramos consuelo en la compañía unos de otros.

-Chicos, dimos lo mejor de nosotros. Esta derrota duele, pero estamos juntos en esto -comentó Pablo, buscando levantar el ánimo.

Después de la derrota, nos refugiamos en la sala común del hotel. La tristeza flotaba en el aire, pero también había una extraña sensación de unidad entre nosotros. Nos apoyábamos mutuamente, compartiendo miradas de consuelo y palabras de aliento.

-Chicos, todos dimos lo mejor de nosotros en la cancha. Esto es parte del juego, y lo superaremos juntos -mencionó Ferran, tratando de infundir ánimo en la habitación.

Julia se acercó a Pablo y le dio un abrazo solidario. Gala y Ferran se miraron con complicidad, entendiendo que, a pesar de la derrota, había algo más valioso que el fútbol: la amistad.

En ese momento, noté la mirada de Pablo sobre mí. Sus ojos expresaban comprensión y consuelo, como si supiera que mi corazón también latía con fuerza por la derrota. Me acerqué a él, agradecida por el apoyo silencioso.

-Vamos a superar esto. A veces, las lecciones más importantes vienen de las derrotas -murmuró Pablo, su voz llena de empatía.

Asentí con gratitud. Aunque la tristeza persistía, sentí una conexión más profunda con Pablo. Compartir la derrota nos unió de una manera que las victorias nunca podrían hacerlo.

Pasaron las horas, y la tristeza se transformó en una especie de aceptación. Decidimos salir a cenar juntos para levantar el ánimo. La cena fue un recordatorio de que, incluso en la adversidad, la amistad y el apoyo mutuo eran pilares fundamentales.