Bajo el Cielo de Barcelona || Pablo Gavi

EXTRA X

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"Un Día en la Vida de la Familia Páez García!!

˚ ♡ ⋆｡˚ ❀ El sol despertaba lentamente sobre Barcelona, pintando el cielo con tonos cálidos que anunciaban el comienzo de un nuevo día en la vida de la familia Páez García. En el hogar que compartían Pablo y Elara, la rutina diaria se había transformado en un hermoso caos desde la llegada de los gemelos Enzo y Martín, y la pequeña Olivia.

La mañana comenzó con risas y alboroto en la cocina. El aroma del café llenaba el aire mientras Elara preparaba un desayuno para su familia. Los pequeños correteaban por la casa, Donna y Nala los seguían, y el bullicio alegre resonaba por cada rincón.

—¡Mamá, papá, mirad lo que puedo hacer! —exclamó Enzo, mostrando sus habilidades recién descubiertas.

—¡Eso es genial, Enzo! —animó su padre, sonriendo mientras Olivia aplaudía.

Después del desayuno, la familia se aventuró al parque cercano. Entre juegos en el arenero, risas en el columpio y carreras interminables, cada momento se convirtió en una preciada memoria.

—Papá, ¿puedo llevar a Donna a jugar con los otros perros? —preguntó Martín, con ojos brillantes de emoción.

—Por supuesto, pero mantén la correa suelta y asegúrate de recoger después de ella —aconsejó Pablo, viendo cómo su hijo partía hacia la zona de juegos caninos.

Mientras los niños jugaban, Pablo y Elara encontraron un momento para disfrutar de la calma relativa. Sentados en un banco del parque, observaron con cariño a sus hijos y compartieron una mirada llena de gratitud por la vida que habían construido juntos.

La tarde se deslizó entre risas, meriendas improvisadas y exploración en el parque. Al regresar a casa, la cena se convirtió en un evento animado con historias de las aventuras del día. Los niños, exhaustos pero felices, se acomodaron para la rutina nocturna.

—¡Es hora de los cuentos! —anunció Elara, reuniendo a los pequeños alrededor.

Cada noche, antes de dormir, la familia se sumergía en las páginas de cuentos que transportaban a los niños a mundos de fantasía. Donna y Nala se acomodaban junto a ellos, completando el cuadro familiar.

Finalmente, cuando los niños estaban acurrucados en sus camas, y la tranquilidad llenaba la casa, Pablo y Elara se encontraron solos en la sala de estar.

—¿Quién iba a imaginar que nuestra vida sería así? —comentó Pablo, abrazando a Elara.

—Cada día es un regalo. Amo cada momento que compartimos como familia. —Elara respondió, sintiendo la calidez del hogar que habían construido.

La noche concluyó con la promesa de un nuevo amanecer, un mañana repleto de risas, desafíos y, sobre todo, amor. La familia Páez García había encontrado la plenitud en la cotidianidad de su vida, tejiendo recuerdos inolvidables en cada paso de su viaje juntos. Y así, la vida seguía su curso, marcada por la alegría de una familia unida en amor y complicidad.