|Capítulo 3|

405 54 2
                                    


El chico tenía una voluntad inquebrantable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El chico tenía una voluntad inquebrantable. Me preguntaba si siquiera tenía impulsos como aquellos de los cuales yo era víctima todo el tiempo.

Olivia, por su parte, se había ido con Luce y en el momento estaba tan absorta por la situación que no me di cuenta de que se había olvidado de mí. Tenía una pizca de celos de su amistad con Luce, pero me dije que era ridículo. Yo sabía cuán fuerte era mi vínculo con Liv y no necesitaba que no tuviera ninguna otra amiga para que me valorara.

Aunque bueno, todo eso podía razonarlo, pero las emociones no obedecían.

Devon estaba en la puerta que llevaba al sótano y discutía con otras cuatro personas. Una de ellas hacía señas hacia la puerta de entrada del hotel y luego se tomaba la cabeza con ambas manos.

—Esto no es bueno —susurró Shane.

Jake caminaba entre nosotros dos y, justo cuando el pelinegro terminó su frase, se tropezó con sus propios pies de manera que se cayó sobre mí.

Creí que me caía con él, pero fui rápida y lo atajé evitando que se rompiera la cara contra el piso. Antes de que pudiera enderezarlo, Shane lo tomó de los brazos y me lo quitó de encima.

—No te tires sobre ella, imbécil —dijo.

Se notaba que la situación no era graciosa para Shane, pero a mí la idiotez de los borrachos —dentro de ciertos límites— llegaba a parecerme hilarante.

—Lo siento, pelirroja —arrastró las palabras—. No sé qué pensarás de mí, pero te prometo que no soy así durante el día.

Shane revoleó los ojos y seguimos caminando mientras él lo arrastraba a Jake. Ya casi llegábamos a Devon y el resto.

—No pienso nada de nadie —me encogí de hombros—. No me puedo dar el lujo de juzgar a la gente el primer día aquí.

—Solo espero que esto no haya arruinado las chances de mi amigo contigo.

Shane lo miró con el ceño fruncido y yo solo me largué a reír.

—¡Shane! —habló Devon a apenas unos metros cuando nos vio— El tipo al que golpeó Jake está fuera llamando a la policía.

Shane murmuró un insulto por lo bajo y se frotó la mandíbula. El chico tenía un tic nervioso con frotarse partes de la cara, lo había notado.

—Jake, te juro que si esto se viene abajo por tu culpa... —comenzó Devon.

—Hay que terminar la fiesta, échalos a todos.

—Nadie va a querer irse.

—Voy a cortar la fase de electricidad del sótano y planta baja, para que se apague todo y solo anden las luces de emergencia —dijo Shane y enseguida se alejó del grupo.

Devon se dirigió a los que quedaban en la ronda:

—Trevor, cierra la sala de póker. Regan, asegúrate de que nadie se haya colado en la de Blackjack. El resto abra las puertas del hotel y bloqueen los pasillos y escaleras para que nadie se quede dentro.

Sobre el cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora