Después de arreglar el desastre junto a Devon y Jake, estaba exhausto. La noche anterior me había tenido que encargar del vómito de Jake porque Devon no estaba en su mejor momento tampoco.
—Sí, Shane, por vez número mil —decía Jake, que estaba acostado en el piso que acabábamos de limpiar—. Luce no tomó nada, llegaron bien, me llamó para avisarme.
Estuve toda la mañana luchando contra el impulso de mandarle un mensaje a Emma. No sabía cómo se sentía respecto a lo que había pasado la noche anterior y no quería incomodarla, así que prefería darle su espacio.
De momento.
Porque no podía ignorar cómo el pulso me saltaba cada vez que recordaba la sensación de sus labios contra los míos, aunque haya sido por un mísero instante. No era ningún tonto, sabía que ambos sentíamos la tensión que había entre nosotros, o al menos suponía que ella también la sentía; pero la intimidad del momento, que al intento de beso le haya precedido una conversación llena de confidencias, era lo que me estaba desestabilizando.
Me pasé la mano por la cara y dejé salir un quejido de frustración mientras tomaba una de las miles de bolsas de basura.
Por más placentero que era el sentimiento, lo odiaba porque era algo que no podía permitirme. Era todo muy complicado y en ese momento necesitaba que las cosas fueran más simples, no ponerme a mí mismo en más problemas, pero no creía que fuera capaz de dejarla a ir.
—¿Estás seguro? —pregunté volviendo de tirar la basura— ¿Puedes revisar tu registro de llamadas?
La supuesta llamada había sucedido mientras yo limpiaba su vómito y no había podido escucharla, así que me estaba costando creer que realmente había sucedido, temí que estuviera confundiendo las cosas por culpa de su ebriedad.
—Ves —contestó ya de malhumor mientras me mostraba el celular.
En efecto, había habido una llamada que duró un minuto alrededor de la hora que Jake decía.
Asentí sin disculparme por dudar de él. Si todas las noches tenía que lidiar con su mierda porque él solo no podía hacerlo, él tendría que lidiar con mi mierda por las mañanas.
—Tengo muy buena memoria, Shane, me acuerdo de todo —dijo con tono sugestivo.
Me mantuve en silencio, sin contestarle. No sabía qué quería decir, pero sabía que estaba intentando picarme con algo. No iba a jugar a su jueguito.
—¿De qué más te acuerdas, Jake? —preguntó Devon divertido acercándose a nosotros; él sí quería jugar al juego de Jake siempre y cuando fuera contra mí.
Jake, que seguía acostado en el piso, se sentó para vernos a la cara.
—Justo antes de mi caída en desgracia, recuerdo haber ido a mi habitación y ver salir a Emma corriendo —dijo haciendo pausas exageradas entre las frases—. ¿A qué no te imaginas quién estaba adentro, Devon?
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Sobre el cielo ©
Romance~Disponible a partir de abril de 2024. Actualizaciones semanales.~ Emma es un caos andante, con solo dos constantes en su vida: el cambio y su mejor amiga. Shane, por su parte, no podría ser más estructurado ni aunque lo intentara. Cuando Emma va a...