|Capítulo 6|

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Nunca me caractericé por saberme estar quieta

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Nunca me caractericé por saberme estar quieta. Mi mamá solía decirme que jamás había crecido mentalmente de la gloriosa edad de dos años cuando parece que los niños han tomado ocho tazas de café. El problema es que ahora no tenía ni mi auto para andar por Rusbell.

Había pasado una semana desde que Shane me dijo que me conseguiría el repuesto y no supe más de él. Intenté buscar repuestos por internet, pero me choqué con la realidad de que no tenía ni idea qué era lo que estaba buscando. Shane no me dijo qué repuesto era y yo no entendía que sucedía debajo de un capó más allá del hecho de que ahí se ubicaba el motor.

Me la pasaba jugando al póker con Olivia —bueno, más bien perdiendo en el póker con Olivia— y ganando más partidas de Blackjack de las que podía contar. Salíamos a caminar por el pueblo o venía Luce a pasar la noche.

De ninguna manera es que no disfrutaba de la presencia de Olivia, o Luce, pero empezaba a sentirme un poco claustrofóbica. La noche anterior habíamos ido al bar de los padres de Jake, el novio no novio de Luce. Tomello's fue divertido lo que supo durar, o sea quince putos minutos, enseguida se llenó de adolescentes engreídos que, según me explicaron las chicas, eran los hijos de lo que llamaban la "élite" allí.

Aparentemente, había un grupo de familias que eran dueñas de la mitad del pueblo y tenían mayor poder. Luce, Devon, Jake y Shane formaban parte de esa élite. Shane venía de la familia más poderosa del pueblo por obvias razones, no me sorprendía.

Olivia era de familia de forasteros, porque se mudaron con sus padres cuando ella tenía cinco y todos sus antepasados eran de Varsado.

Todos estos idiotas no durarían un día en la ciudad.

—¿Por qué siento que todos aquí me están mirando? —había preguntado sentada en mi banqueta frente a la barra.

—Porque lo están haciendo Emmita —respondió Luce como si habláramos de un hecho obvio—. Tu llegada generó cierto revuelo.

Luego pasó a explicarme como sus padres le pidieron que no estuviera cerca de mí porque ya la élite me había establecido como hierba mala, capaz de la peor. Se ve que si uno toca al hijo de los alcaldes se mete con medio pueblo.

Ahí estaba la razón por la que Shane no me había hablado por mensaje todavía. Seguía escuchando a sus padres.

—Vayamos a hacer trekking —le dije a las chicas ni bien me desperté.

Luce se había quedado por la noche y las tres dormíamos en la cama de dos plazas de Olivia.

—Estás loca —respondió Olivia contra la almohada.

—De hecho, es una buena idea —dijo Luce, que estaba despierta hacía ya rato en silencio mandándose mensajes con Jake.

—¿Arreglaste el tema? —le pregunté.

Sobre el cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora