Capitulo 33

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Era momento de zarpar hacía un nuevo destino : New York, sin embargo ahora estoy con Sofía en una cafetería de la playa, el humo caliente del chocolate inunda mis fosas nasales y me antoja rápidamente del brownie que tengo frente a mi. Ella tiene las manos sobre la mesa un poco nerviosa, mientras observa con atención a su hija, quién colorea alegremente en una de las mesas mas cercanas.

Sofía le da un sorbo al té e inspira hondo para hablar.

—¿Cómo ha estado todo en tú vida?

Sonreí, intentando no volver este momento mas incómodo de lo que ya era, —Mejor, las ventas progresan, y tengo proyectos en mente, ¿y tú?

—Bien... Te cite aquí porque hay algo muy importante que debo decirte. —soltó las palabras con suavidad y nostalgia al mismo tiempo, se ve muy seria.—No sé cómo decírtelo.

—Solo dilo, mañana tengo un viaje temprano y no sé que tan pronto regrese.

—Una de tus gemelas no murió. —habló y sentí como una opresión en mi pecho me aturdia, —Cuando el fulano se caso contigo, él y yo manteníamos una relación en bajo, al ocurrir todo decidió ocultarte a la otra bebé porque quería formar una familia conmigo...

Cada palabra que salía de su boca se esfumaba frente a mi y no pude evitar ver a aquella pequeña niña coloreando, mis ojos se inundaron de lágrimas y una opresión en mi pecho causa que mi corazón se acelere con rapidez.

—Ella es tú hija, se llama Alana. —al decirlo me saco de mis pensamientos, la pequeña castaña estaba junto a ella sonriente mostrándome el dibujo, lo tomé en mis manos y sonreí con tanta nostalgia que lloré, cubrí mi boca para represar los hipidos, Sofía me estira una servilleta, —Perdón por no habértelo dicho antes, no podía hacerlo el resentimiento, el dolor me tenía ciega.

—Yo..., ¿Ella ya lo sabe? —susurre en señas para que la niña no se diera cuenta, asintió, —¿Puedo hablar con ella?

—Claro, es tú hija. Estaré en otra mesa.

Sofía se puso de pie y tomé la que era su silla para arrimarla a mi lado y que la pequeña se sentará. Tenía rasgos bonitos, suaves y delicados, su sonrisa me recordaba a la mía. Ella me miraba atenta.

—¿Sabes mi nombre?

Asintió, —Mamá me habla mucho de ti, lo hizo antes de que llegáramos aquí. Te llama Jadeth.

Asentí, —Pero me puedes decir Jade.

—O mamá.

Mi corazón se detuvo al instante, —¿Crees que lo soy?

—Tú me tuviste en la barriga, claro que sí. —se río, —¿Sabés dibujar?

—Claro, si, yo hago tatuajes. —alardee en broma y me echó una mirada analítica, —¿No me crees?

—¿Según, tú te hiciste esos tatuajes sola? —Señala mi cuerpo, —¿Por qué tienes tantos? ¿No te duelen? ¿Se pueden borrar con agua?

—Me hice algunos yo, por ejemplo este —señale un corazón que tenía en la muñeca.

—Ahh, pero ese es super fácil de hacer.

—Seguro tú sabes más que yo.

—Tengo un magister en dibujo. —Alardeo y me reí, no podía creer que tuviese frente a mi a mi pequeña y dulce niña, sentía una felicidad en mi pecho.

—¿Sabes lo que es un magister?

Negó, —No, pero suena algo de adultos. —ríe y no tuve evitar sonreír—¿Puedo hacerte un dibujo para que te lo tatues?

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⏰ Última actualización: Mar 31 ⏰

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