Capitulo 12

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Jade

Estoy en la sala, comiendo maruchan mientras veo otra serie asiática, hace mucho no veía y es que ninguna lograba acaparar mi atención lo suficiente. Matteo me escribió para avisar que me recogería en la noche, no aún no sabia que ponerme, no tenia nada decente para una fiesta de cumpleaños de un desconocido. Suspiré mientras veía que el capítulo se terminaba, en ese momento oí el timbre de la puerta, me levanté enredandome con la sábana que me arropaba las piernas a causa del frío.

Me caí de bruces al suelo lastimandome la mandíbula. Hice una mueca de dolor hasta retomar de nuevo el camino, abrí la puerta, no había nadie y el viento arrullador me provocaba escalofríos, vi el suelo y note una caja de regalo, la alcé y me adentre con ella aún, sobandome la mandíbula. Me senté en el suelo con la caja sobre mis piernas, la nota decía que Matteo lo había enviado para mi, sonreí para mis adentros y al abrirla me encontré con un vestido.

Uno muy bonito ha decir verdad, era gris. Corto adelante, y medio largo en la parte de atrás, era sin mangas, ligero y de tiras, y un escote corazón en el frente. Iba a escribirle para decirle que lo había recibido sin embargo me obstuve, era mejor que me viese con él.

Me cambié rápidamente, el cabello me lo deje a un lado suelto y del otro me hice unas trenzas que empezaban desde la raíz y hasta la nuca suelto. Me maquille un poco, y me puse unas sandalias.

Revise los tatuajes que ocultaban parte de mi piel y cierta nostalgia me embargó. Matteo ya estaba esperándome en la puerta, abrí y yacía de pie con una camiseta del mismo color que mi vestido, unos shorts blancos y unas sandalias rojas, su cabello estaba recogido en una coleta. Asintió antes de saludarme con un beso en la mejilla.

—Esta muy bonita, Jade. —me dijo dándome una mirada rápida, —¿nos vamos?

—Si, ya. —cerré la puerta detrás de mi para luego ponerle seguro. —Esta bonito también.

—Gracias. —suspiró, —Meg estará de turno hoy, quizá nos alcance.

¿No va a opinar sobre mi vestido?

—Oh, eso es fatal, esperaba que viniera.

—¿Eso significa replantearte el aceptar venir conmigo? —pregunta deteniendo nuestra caminata.

—Honestamente no salgo con desconocidos.

—¿Entonces, cómo te relacionas? —arquea una de sus cejas.

—Con amigos de por medio.

—Eso no tiene sentido. —se ríe y esbozo una sonrisa.

—Ya, vale, habló bobadas.

—No, te contradices y ya.

La fiesta al parecer ya había empezado, algunos surfeaban y entre esos (Arice y su novia) quienes las personas no se cansaban de aludir y eso, tome una cerveza y Matteo hizo lo mismo.

Nos sentamos sobre una roca.

—Seguro el cumpleañero ha de estar aburrido. —comenté y le di un sorbo.

—¿Por qué?

—Hay puro desconocido, no conoce ni a la mitad de los que estamos aquí.

Él se echó a reír, —Has vuelto a lo mismo.

—¿A qué?

—A contradecirte.

—No, a ver, es que yo no invitaría a cualquiera a una fiesta tan íntima, ¿no te parece?

—Las fiestas "íntimas" —hace las comillas, —creo que serían otro tema.

Me reí, —Sabés a que me refiero.

12 Meses para empezar de cero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora