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Sakura sintió como su pequeña empezaba a removerse, haciendo que rápidamente la mirase.

Encontrándose con esos hermoso orbes negros, las cuales estaban llenas de inocencia y pureza, causando que el corazón de la pelirrosa se estrujara de la ternura.

Sarada se parecía tanto a Sasuke, que no dudaría si también sacaba la personalidad del pelinegro, al igual que Kyasuke, no importa cuántas veces su esposo le dijera que su hija tenía cierto parecido a ella. Sakura sabia que su hija se parecía más a su padre, y la verdad no le molesta, al contrario.

Estaba consciente de que cuando ella creciera, tendría muchos pretendientes.

Una risita escapó de sus labios, al imaginar aquella escena, estaba segura de que Kyasuke y Diasuke alejarian a todos los hombres que se le acercaran a su hermanita y si no son ellos, será el tío Itachi y Sasuke, de eso estaba segura.

- bababuaa- empezó a balbucear la pequeña, al momento que extendía sus manitas.

Sakura miró a la misma dirección que estaba mirando su pequeña, quien se había maravillados con los pétalos de cerezo, que caían a su alrededor, una vista realmente hermosa a los ojos jades de la chica, quien también se quedó embelesada mirando como los pétalos danzaban hasta caer al suelo.

- son hermosos, ¿No crees?- dijo Sakura volviendo a mirar a su pequeña.

Quien empezó a reír y aplaudir como si alguien le hubiese dicho algún chiste, sacándole una sonrisa a la pelirrosa.

- ¡Oye no es justo!- la voz de Diasuke saco a Sakura de sus pensamientos.

Volviendo a posar su mirada en sus dos hijos, los cuales al parecer estaban teniendo un especie de discusión con algunos niños, un suspiro salió de sus labios, a veces sus pequeños podían ser un poco problemáticos.

- espero que tu no seas como ellos- comento Sakura con una sonrisa mirando de nuevo a su pequeña.

Al momento que señalaba al par de gemelos que se encontraban discutiendo con ese par de niños, Sarada ladeó la cabeza con una expresión que le decía que no entendía lo que su madre quería decirle.

- ¡No le hables así a mi hermano!- exclamó Kyasuke quien se veía demasiado molestó.

Esa fue la señal que Sakura necesitaba, para poder intervenir. La pelirrosa no tardó en levantase de aquella banca y caminar apresuradamente hacia los niños.

Pudo notar una herida en la rodilla derecha de Diasuke, el cual se estaba mordiendo el labio inferior para no llorar.

Pero sus orbes los cuales amenazaban con soltar lágrimas lo delataban.

La preocupación creció en Sakura al ver la otra herida en su rodilla, la cual empezó a sangrar, Sakura apresuró en paso y justo cuando Kyasuke estaba apunto de gritarle e insultar al niño, que se estaba metiendo con su hermano, la pelirrosa intervino, haciendo que el azabache se mordiera la lengua.

- ¿Que está pasando aquí?- pregunto la pelirrosa mirando a ambos niños.

Silencio, fue lo que ella recibió en repuesta, ninguno quiso decir nada.

- Diasuke, cariño, ¿Que te sucedió?- pregunto Sakura viendo la mueca de dolor que hizo su hijo, una vez que se levantó del suelo.

- no es nada mamá, solo me tropecé- contesto el pelirrosa cabizbaja.

Haciendo que Sakura frunciera el ceño, Diasuke no era de las personas que mentían, algo había pasado, en el momento en que se descuido.

- fue por su culpa mamá- hablo Kyasuke antes de que Sakura pudiera decir algo, al momento que señalaba a uno de los niños- lo empujó a propósito.

Protegiéndolos (SxS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora