SI JUSTINA tuviese que elegir entre ir a la facultad o faltar, lo mas probable es que eligiera tirarle un ladrillo por la cabeza a Blas.
Pero la última opción estaba lejos de su alcance.
Blas ya no estaba, ya se había ido a España para continuar las grabaciones.
Eso podía ser bueno por un lado, no lo iba a ver en las juntadas que hicieron sus amigos, o no lo iba a ver a la salida de la facultad.
Porque Blas parecía tener demasiado tiempo libre, se encargaba de bombardear mensajes y llamadas a Justina.
Necesitaba hablar con ella, pero la chica no lo quería ver ni en figurita.
Por un lado sentía vergüenza, se sentía humillada y rechazada. Ella pensaba que Blas solo quería hablar las cosas con ella para no perder su bonita amistad.
Y la chica quería morir al recordar que él solo la veía como su mejor amiga, tal vez hasta como su hermana.
En sus odios resonaba mi buen amor, llevaba los auriculares puestos mientras caminaba con sus dos trencitas a ambos lados de la cabeza, con una campera abrigada para protegerla del frío invierno de Buenos Aires.
Había unos pocos charcos de agua en las veredas, producto de la intensa lluvia de la noche anterior.
La chica veía a sus zapatillas Adidas samba mojarse un poco al pisar sobre aquéllos charcos.
En otro momento eso le molestaría muchísimo, pero ahora iba demasiado sumergida en los mambos de su cabeza.
Cuando llegó a la facultad se encontró con su fiel amiga Lara, su amiga la conocía bien, y sabía que a Justina no le gustaba hablar del tema de Blas en persona, aunque solo pasó una semana de lo sucedido.
Luego de esas clases que para la chica le parecieron eternas llegó el tan ansiado recreo.
Justina se sentó en uno de los banquitos de la facultad y mientras Lara hablaba de algún chisme que se enteró, ella abría su mochila y se encontraba con un tupper rosado en el fondo de la mochila.
La chica sabía quién había dejado eso ahí, su mamá, la mamá de Justina sabía lo triste que ella se encontraba por el tema de Blas así que pensó en dejarle una merienda.
Cuando abrió el tupper sonrió al encontrarse dos medialunas de jamón y queso.
Sonrió y y sacó una para compartir con su amiga, se sintió como si estuviera en el jardín de vuelta, y eso la hizo sonreír.
Las medialunas que le hacia su mamá siempre tenían un sabor especial para su corazón.
La hacían transportarse a su infancia, su lugar feliz.
Cuando llegó a su casa razonó mucho tiempo, entendía que en su vida se iba a topar con un corazón roto, con un amor no correspondido, pero no pensaba que eso iba a llegar por parte de Blas.
Pero ella estaba casi cien por ciento segura de que el de rulos compartía sentimientos con ella.
Los demás decían lo mismo, todos los amigos que tenían en común lo decían.
A Blas le gustaba tratarla como si fuera su novia, le gustaba hacerle escenas de celos con cualquier chico, le gustaba darle regalos el día de San Valentín, le gustaba protegerla con mínimos detalles.
Darle su abrigo cuando hacía mucho frío, caminar del lado de la vereda que da a la calle, tomar su mano para que no se pierda, cuidar su vaso en las jodas a las que iban.
Pero parecía que Blas no quería nada más.
No quería llegar a tratarla como a cualquiera de las novias que tenía antes, no quería hacerse cargo por los sentimientos que había generado en ella, no quería amarla.
Justina no entendía en que momento habían llegado a eso, ella solo quería que Blas volviera. Justina tenía ese sentimiento de que cuando él volviera la iba a ir a buscar, para decirle que todo fue un mal entendido.
La chica no quería perderlo, y hasta iba a ser capaz de conformarse con ser simplemente su amiga.
Pero quería que él fuera el que la buscará, después de todo el se había mandado la cagada.
recuerdos
2014── ¿En serio vas a seguir enojado porque te empujé jugando a la casaditas? ──
El niño de 11 años asintió mientras se cruzaba de brazos.
En el recreo cuando jugaban a las casaditas su mejor amiga lo empujó para ganar junto a su equipo, al pequeño Blas eso no le gustó para nada, sintió que estaba siendo traicionado.
Dramático desde chiquito.
── Pero ya te pedí perdón, ¿cuando tiempo vas a seguir ignorandome? ──
La castaña preguntó mientras hacía un pequeño puchero con los labios.
El de rulos se levantó y entró corriendo al salón volviendo a ignorar a su amiga.
Actualidad.
Justina sabía que Blas era un chico orgulloso, lo conocía demasiado bien, y no sabía cuánto tiempo iba. seguir insistiendo con sus llamadas y mensajes a toda hora.
Capaz en un momento se cansaba y capaz cundo vuelva ya no tendría ganas de ir a visitarla.
La chica ya no veía la hora para que Blas volviera.
Para aclarar todo, o para pegarle con un palo.
esa soy yo ahora con el colegio
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𝙈𝘼𝙍𝙄𝙋𝙊𝙎𝘼𝙎. Blas Polidori
Fanfic𝙈› donde Blas se enamora profundamente de su mejor amiga. ©2024