Dark Wings |BNHA|

96. El cielo

Camino lentamente a través de los pasillos del hospital. Hace unos minutos desde que estuve hablando con Aizawa y FatGum. Se supone que debería estar en mi habitación esperando a que lleguen los enfermeros a realizarme un examen médico y comprobar que efectivamente, no tengo nada preocupante y que puedo volver a la UA hoy mismo. Sin embargo, antes de marcharme, me gustaría hablar con Mirio. Después de todo, es posiblemente la persona que peor lo ha pasado durante la operación. Primero perdió su singularidad tras un feroz combate, luego vio como Nighteye era herido de muerte y posteriormente mi "muerte"... Soy totalmente consciente de lo fuerte que es psicológicamente el rubio. Pero lo que ocurrió durante la operación simplemente es demasiado. No puedo estar en mi habitación esperando sin saber al menos como se encuentra él. 

He tenido que preguntar en recepción por la habitación en la que se encuentra y ha sido un trayecto complicado teniendo en cuenta que he dado varias vueltas en círculos y me he perdido un par de veces entre los intrincados pasillos de este hospital. Sin embargo, tras un buen rato deambulando por las distintas plantas del hospital, por fin me encuentro frente a la que debería ser la habitación de Mirio.

Lentamente, me acerco a la puerta y alzo la mano con la intención de dar un par de golpes con los nudillos y avisar antes de entrar. Sin embargo, una leve sensación de miedo recorre mi cuerpo impidiéndome moverme por un tiempo. Tras esta puerta se encuentra una de las personas más importantes para mí. Una persona que acaba de pasar por cosas horribles que para muchos significaría prácticamente ver cómo sus vidas se desmoronan totalmente hasta solo quedar escombros convertidos en polvo que se desvanece con el viento. No puedo evitar imaginarme como estará. Una nítida imagen se forma en mi cerebro sobre cómo podría encontrarse él ahora mismo. Su postura, su expresión, sus pensamientos... 

Retrocedo un par de pasos alejándome algo temeroso de la puerta. Por primera vez desde que desperté, vuelvo a sentir miedo. Sin embargo, este no es el mismo miedo que sentía antes. No es miedo por mí mismo. Tal y como le dije a Ancient, ese tipo de miedo prácticamente ya no existe en mí. Pero ahora, tengo miedo por Mirio. Miedo por no saber qué hacer o decir una vez le vea. Miedo de que me necesite y no sea capaz de estar a la altura de la situación. Esto no es un combate para salvar a un civil. Se trata de Mirio, mi novio y uno de los principales pilares de mi vida actualmente... 

Tras varios segundos parado frente a la puerta, temblando e intentando pensar en qué hacer o decir, acabo intentando llenarme de valor para dar el paso.

— ¿Mirio? S-Soy Tenshi... Voy a pasar —exclamo después de dar dos suaves golpes contra la madera de la puerta. 

Todavía temeroso, agarro el pomo y comienzo a girarlo. No sé si estaré preparado para ver el estado en el que Mirio se encuentre, pero eso no importa. No puedo flaquear ahora, no cuando él me necesita. Me duela o no, tengo que ser fuerte y soportar la versión que me encuentre del rubio para poder darle el apoyo que necesite. Ya no hay vuelta atrás, por lo que decidido, comienzo a abrir la puerta mientras doy un paso hacia delante para entrar a la habitación. 

Ya es por la tarde y el sol se encuentra casi rozando el horizonte. La cálida luz de este pasa a través de las cortinas que cubren la ventana, dando a la habitación un extrañamente agradable tono anaranjado. Entre la ventana y la entrada, donde yo me encuentro, se encuentra la camilla de Mirio, el cual se encuentra sentado, observándome. La luz del sol que entra por la habitación justo por detrás de él genera un curioso efecto, haciendo que parezca como si realmente fuera él quien brillara. En el momento en el que me acostumbro a la luz natural que empapa la habitación y veo la amplia sonrisa con la que el rubio me observa, siento un fuerte escalofrío extenderse como un rayo por todo mi cuerpo. Estoy a punto de derrumbarme, pero no me lo permito. Se supone que en este momento, yo debería de ser el fuerte, pero...