29. Héroes de antaño

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El viaje se hace bastante aburrido. Al principio estaba entretenido ver cómo el paisaje cambiaba de bosques frondosos a campos de cultivo y pequeñas llanuras o pastizales llenos de colinas y animales de ganado. Sin embargo, dejé de interesarme por el paisaje hace veinte minutos. Llevamos como media hora pasando únicamente por una enorme pradera. Algo tan monótono como esto no me ayuda a hacer más ameno el viaje.

He intentado buscar a Iida en el vagón dónde estoy pero no parece que esté aquí. Seguramente esté en uno de los primeros vagones. No como yo, que por llegar unos pocos minutos antes de que saliera he tenido que conformarme con un último vagón. Al menos ya se que la próxima vez tengo que estar más atento.

Para intentar entretenerme intento recordar cómo eran los compañeros de mi madre. No recuerdo bien ya que era muy pequeño cuando mi madre dejó de trabajar con ellos y desde entonces no es que hayan sido héroes muy reconocidos en el país como para detenerme a estudiar sobre ellos como hacía con los grandes héroes del país y todos los de mi ciudad.

Si no recuerdo mal eran tres héroes. Una mujer y dos hombres. Tienen más o menos la edad que tendría mi madre en estos momentos así que todavía son algo jóvenes. No tanto como cuando era pequeño pero al menos no han alcanzado la edad a la que se suelen retirar la mayoría de héroes. Sus singularidades si que es verdad que no se mucho. Recuerdo que la mujer tenía una singularidad bastante ofensiva y que tenía relación con las sombras y que uno de los hombres producía toxinas. Desconozco totalmente la singularidad del tercer integrante.

Mirando la hora en mi móvil me doy cuenta de que todavía queda una hora más de viaje. Si ya era eterno antes ahora ya va a ser mortal. Prefiero no usar mucho el teléfono. No me queda mucha batería y no me gustaría no tenerlo funcional en caso de emergencia. Cuando llegue a mi destino lo pondré a cargar.

Una eternidad después por fin se anuncia la parada en Hosu. menos mal, ya no podía aguantar ni un poco más aquí dentro. Creo que todavía no soy consciente de que dentro de una semana tendré que volver a hacer este largo camino. Espero que se me ocurra algo en lo que entretenerme para entonces.

Bajo rápidamente del tren. Cuanto menos tiempo pase en él mejor. Al principio cuesta avanzar entre la enorme aglomeración de personas empujándose unas a otras con sus cuerpos. Después de unos minutos de esfuerzo consigo llegar a la entrada. Allí hay menos gente por lo que puedo salir tranquilamente.

Hosu es bastante grande. Por suerte me hice un mapa para saber a dónde ir. Aún así llevo toda la mañana en el tren así que me gustaría pasar a comprar algo de comer antes. Alrededor de la estación no parece haber nada. Extraño, normalmente suele haber muchos lugares dónde comer cerca de las estaciones. A lo mejor es que esta zona está especialmente reservada para que distintas empresas instalen sus oficinas. Bueno, como sea, tengo hambre. Seguro que se puede comer por aquí cerca.

Camino durante cinco minutos por la que creo que es la calle principal. Solo veo tiendas de recuerdos o de ropa. Al fin, después de un buen rato sin encontrar nada una pequeña tiendecita con distintos platos dibujados alrededor de la puerta acapara toda mi atención.

Me acerco al pequeño establecimiento. La puerta de cristal es traslúcida así que no se puede ver lo que hay más allá. Después de observar la entrada unos segundos decido entrar. Al abrir la puerta el delicioso olor a comida casera me recibe invitándome a adentrarme todavía más.

Es un pequeño restaurante con cuatro mesitas circulares de cristal y taburetes alrededor. A la izquierda hay una pequeña barra de madera donde una mujer de edad avanzada con varios tentáculos saliendo de su espalda limpia ocho vasos a la vez. Hay varias personas comiendo aquí. Aún así queda un poco de sitio en la barra.

Dark Wings |BNHA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora