Un castillo.
Una Princesa dispuesta a descubrir toda la verdad.
Un plebeyo apuesto y atractivo, dispuesto ayudarla.
Un amor prohibido, pero, recíproco.
Ella es Margareth, de la realeza, hermosa, Curvilínea, sexy, Inteligente, Reservada, introvertida...
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«Cada parte de mí, ama cada parte de tí»
3 Meses después...
Esos tres meses estuve oculta en la panadería del papá de Luke. Nicolás y sus caballeros no siguieron buscándome, me tuve que hacer un cambio de imagen para que los del pueblo no supieran que era la Princesa. Me teñí el cabello color negro azabache, me veía diferente, pero mucho más sexy, obvio.
En esos tres meses, pude tener una relación con Luke, ya no teníamos que escondernos tanto, nos veíamos, todos los días, Luke me enseñó hacer pan, el padre de Luke, el Sr. Miller es todo un encanto, y sus panes son los más ricos del pueblo.
Le enseñamos a los niños a escribir, le leemos y contamos historias. Me volví toda una plebeya y no estaba mal, me sentía feliz porque estaba con él, Luke y la relación amorosa que tiene con su padre, era todo lo que quería, pero me arrebataron a Samantha y tenían que pagar, ella quería que fuera feliz, pero también quería que peleará y luchara por el reino y eso era lo que exactamente iba a hacer. Y pensar que ella sabía que iba a morir, no fue solo un sueño, la noche que tuvo la pesadilla, ella murió tal cual como lo había soñado, espero que ningunas de las pesadillas que tengo se hagan realidad porque en casi todas muero.
— ¿Margareth, estás bien? — Pregunta Luke.
— Sí Luke, estoy bien.
— Bueno entonces dime, con o sin mermelada.
— Con mermelada y el pan.
Luke no me deja terminar la oración y dice:
— Si ya sé, el pan sin orillas.
Sonreí, en estos tres meses pudimos conocernos mejor, su fruta favorita son las uvas, le encanta el vino y solo se queda dormido con las luces apagadas. Luke me pasa el pan con un baso de chocolate.
Y yo le digo:
— ¡Gracias Luke! Exclamé eufórica, era muy lindo él y como me trataba.
— No hay de que ricitos.
El padre de Luke fue muy generoso al dejarme quedar en su casa.
— Muy pronto seré reina y le prometo que le pagaré, por todo Sr. Miller.
— Está bien, princesa Margareth.
Termino de comer el pan y Luke me dice:
— Ven vamos acompáñame.
Íbamos a la granja a buscar los huevos de las gallinas.
Recogimos todos los que habían y las alimentamos con maíz.
— Ven te enseñaré a ordeñar a la vaca. Luke agarra una tetera y empieza ordeñar a la vaca, agarra mis manos y me dice:
— Mantén presionadas sus ubres y luego exprimes una a la vez.
