Un castillo.
Una Princesa dispuesta a descubrir toda la verdad.
Un plebeyo apuesto y atractivo, dispuesto ayudarla.
Un amor prohibido, pero, recíproco.
Ella es Margareth, de la realeza, hermosa, Curvilínea, sexy, Inteligente, Reservada, introvertida...
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— ¡Yo quiero que sea de color violeta! — Exclamó Luke con diversión.
— Y yo quiero que sea color rosa. —Mencioné con alegría.
— Su majestad, si me permite. —Interrumpió Tatiana con una reverencia.
— Si claro, Tatiana, dinos. Resoplé.
— Ambos colores quedarían hermosos para la habitación de la niña. — Sugirió ella con apatía.
— Sí, tienes razón Tatiana. Respondí emocionada.
Le habíamos decorado la habitación, a Samantha había quedado muy hermosa…
Fue doloroso dar a luz y traer a un ser a este mundo, nunca me imaginé todo el sufrimiento que puede causar, pero es muy hermoso cuando lo sostienes con tus manos y te sonríe.
Su cuerpo es frágil, su piel es pálida, sus pies son pequeñitos al igual que sus manos, nuestra hija era hermosa, los ojos le salieron iguales a los de su padre, pero era idéntica a su tía.
— Ven, quiero cargar a Samantha. —Expresó Luke contento.
Se la doy, él la toma con delicadeza, sostiene con suavidad su cabeza y dice:
— Soy afortunado de tener esta hermosa hija y a esta hermosa familia, ¡Gracias cariño! Me da un beso y queda a gusto.
— ¡Te amo Luke! — Exclamé agraciada y sonriente.
— Y yo siempre te amaré Margareth. —Expresó Luke con voz rugosa.
Fran y Martha se acercan a nosotros.
— ¿Ya puedo cargar a mi preciosa nieta? — Dice Fran entusiasmado con una sonrisa de lado a lado.
— Claro que sí, padre. — Respondió Luke rotundamente.
Luke le da la bebé a su padre y él y Martha la sostienen juntos.
Luke se me acerca con calidez y Exclama en un susurro.
— ¡Gracias por no dejarnos, ricitos! —Expresó Luke aclarando su voz.
— ¡Eso nunca, Luke! — Murmuré afligida.
Él me abraza con rapidez que ni lo vi venir.
Me arropa con sus brazos y me sostiene por un buen rato y susurra:
— No quiero volver a sentir lo que es perder a alguien que amas con toda tu vida, es muy angustiante y tormentoso todo ese dolor.
— Y yo menos cariño.
Él se separa de mí y le digo:
— Es ahora que debemos seguir luchando por esa niña que hemos traído al mundo.
— ¡Y así será Margareth, sé qué vamos a hacer unos buenos padres para Samantha! — Dijo él con satisfacción.
Fran nos da a Samantha, Luke la toma, la acaricia y la bebé alza los brazos para tocar su bigote.
Podía ver lo feliz y emocionado que se veía Luke al sostener a Samantha en sus brazos y solo espero poder seguir viéndolos a los dos en cada amanecer de un nuevo día y poder sonreírles con euforia.
5 años después.
— Mamá, papá, miren esa preciosa mariposa, está volando hacia el jardín.
— Sí, Cariño, ven, salgamos al jardín, deben haber aún más allá afuera. —Mencioné.
Luke, Samantha y yo salimos al jardín, los tulipanes y todo el inmenso jardín esta lleno de mariposas.
— ¡Papá, ven, atrápame! — Exclamó Samantha.
— Si te atrapó tendrás que darme 10 besos en la mejilla.
Samantha corre por todo el Jardín con Luke.
Samantha ya era una princesa, ahora solo debe cumplir con sus deberes como una.
Samantha corre a la sala, y Luke se acerca para darme un beso, pero Samantha lo interrumpe diciendo:
— Mamá hay un señor en la sala y te está llamando.
