Capitulo III: El laberinto.

36 16 2
                                    

La vida es un laberinto, pero siempre hay una salida si tienes el coraje para buscarla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La vida es un laberinto, pero siempre hay una salida si tienes el coraje para buscarla.

Me despierto, nuevamente por un ruido.
La pequeña roca chocaba con mi ventana, me levanto de la cama, camino hacia ella, veo el reloj y eran las 3:00 AM.

Al ver por la ventana ahí estaba él, solo lo vi una sola vez y me enamoré, su cabello color cobrizo intenso caía por su frente, era tan perfecto Luke, sus ojos color café claros, su nariz perfilada acordé a su cara sus cejas eran gruesas, al igual que su torso, su cuerpo delgado, pero definido hacían que mi cuerpo al notarlo empezará a sudar, esa cosa en mi estómago era extraño, sentía como si algo quería salir de allí, pero no podía, él me hacía sentir extremadamente especial yo era su ricitos y nada iba a cambiar.

Veo que Luke me saluda desde allá abajo, abro la ventana y le digo:

— ¡Ya bajo! Exclamé.

— ¿Ese es el chico del que me contestaste? — Preguntó Samanta en un susurro.

— ¡Sí Samantha, es él! — Exclamé sonriente.

— No le vayas a contar de mí por favor. — Suplicó.

— Está bien Samantha, no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.
— Expresé.

Abro la puerta Gastón y Frederick no estaban, seguían aún buscando a Samantha tengo que saber que es lo que tiene Samantha que es tan importante para papá así que no la puedo dejar ir, pero por ahora solo me veré con Luke.
Salgo y él estaba allí afuera con su cigarrillo en la boca, se veía tan sexy y más, cuando el humo salía de su boca y mojaba sus labios con su saliva, me le acerco y me dice:

— ¿Como está la princesa más hermosa de Inglaterra? — Preguntó Luke.

— ¿Te parezco Hermosa? — Averigüé acercándome a él.

— ¡Si mi ricitos! Exclamó con una sonrisa en la boca.

— Hermosa es poco. — Completó.

— Eres como el sol, le das el toque hermoso al amanecer.

— Eres como las olas del mar, hermosas pero misteriosa.

— Eres como la luna hermosa, ilumina todo lo que ves.

— Eres hermosamente perfecta Margareth.

Luke me coge de la cintura apretándome un poco de ella y me susurra al oído.

— Por eso te quiero para mi Margareth, tú iluminas mi camino y no te quiero perderte.

— ¡Yo tampoco te quiero perder Luke!
— Exclamé mirándolo a los ojos.

— Y no me perderás ricitos. — Confirmó.

Los Sitzwohl Secretos Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora