Capitulo XI: Una noche estrellada de Luna Nueva.

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Un cielo nocturno, dónde la luz de la luna y las estrellas, desvanecen el la oscuridad

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Un cielo nocturno, dónde la luz de la luna y las estrellas, desvanecen el la oscuridad.


Terminamos de comer y Luke y yo salimos a fuera a tomar un poco de aire libre.

Tomados de las manos caminamos al Jardín de los tulipanes, donde nos encontrábamos cada noche a la luz de la Luna, escondidos en la compleja e inmensa oscuridad, sin miedo a nada, ni siquiera al amor, que es tan solo una palabra de cuatro letras, pero cuando duele es como si fueran miles las que te apuñalaran, dónde nuestros besos y cuerpos se unían mientras la luz de las enérgicas estrellas desaparecían sin importar, porque nosotros éramos nuestra propia luz en él en mundo que habíamos creado y en la vía láctea donde giraba nuestro planeta.
Solo me bastaba con que en nuestro mundo, la palabra dolor no existiera y que el amor, es todo lo que sentimos Luke y yo, esa energía y esos sentimientos lindos que nos damos de forma recíproca.

— Amar, es estar locamente perdida en su mirada.

— Amar, es querer levantarte todos los días al lado de esa persona.

— Amar, es mirarlo y decirte a ti misma qué es todo lo que habías soñado.

— Amar, es solo eso, pero con la persona indicada, con la persona que sabes que te va a amar sin importar qué, aunque sean de mundos opuestos, solo basta qué esa persona te amé con tus virtudes y defectos.

Luke y yo nos acostamos en el césped como de costumbre y me dice:

Sabes ricitos, nunca pensé que llegaría a vivir en un castillo y muchos menos con la reina más hermosa del mundo.

— Y yo nunca llegué a pensar que me enamoraría perdidamente del niño que estaba del otro lado de la vaya cortando madera ese día en el Jardín.
Luke sonríe.

— Te amo ricitos, eres la perfección, siento que fuiste creada por la Diosa Afrodita.

— Yo también te amo Luke.

— Y tú eres la creación del Dios Adonis, por qué eres el chico perfecto Luke, además eres hermoso y vanidoso.

— ¿Y es cierto Margareth?

— Si lo eres, Luke. — Confesé.

— A demás eres muy inteligente y esa es una de las cosas que más me gusta de ti.

— No más inteligente que tú Ricitos.

Me volteo mi me siento en sus piernas, le empiezo acariciar el cabello a Luke y su cuerpo y el mío van cayendo lentamente al césped cuando estamos allí nuestros labios se besan y conectan en una inmensa energía, Luke empieza acariciarme y luego su mano baja de mi cuello a mis senos y de allí a mis glúteos y me despegue de él y le digo:

Uh, Uh, no podemos tener relaciones hasta que nos casemos y estemos unidos en matrimonio. — Expresé con un diversión.

Los Sitzwohl Secretos Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora