Segundo Especial: La Cita

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PARTE 1 – Reformas

Una ventana sencilla se encontraba abierta en una noche fogosa. Aquella ventana, como muchas otras en el barrio, poseía un marco metálico sin pintar acompañado por un cristal el cual había visto días mejores. Se encontraba ubicada (como era de esperarse) en medio de una pared, a pocos metros del suelo; sirviendo como portal entre la cálida luz del hogar y el oscuro frio seco de la noche.

Una joven se acercaba a dicha ventana desde el interior de la casa. La susodicha vestía únicamente con una camiseta rosa que le quedaba muy grande y unos boxers negros con líneas azules que le resultaban bastante cómodos. Se aproximaba a la ventana haciendo como que sabía bailar mientras daba saltitos teniendo cuidado de que no se le cayeran los audífonos. La chica, al llegar a la pared, se afincó en la ventana; contemplando la noche sin ningún tipo de miedo. Luego, casi de forma instantánea, presionó su mano contra el vidrio y lo jaló hacia abajo, cerrando la ventana con un preciso (aunque un poco brusco) movimiento.

En ese instante, el cuarto quedó en silencio al cortar la corriente de aire. La joven seguía contemplando la noche, pero ahora a través del cristal. Se quedo allí, en un extraño trance, mientras sus audífonos reproducían "Aventurero" de Yeison Jiménez, y ella tarareaba la canción de forma inconsciente. Al cabo de unos momentos quitó la música, dejó los audífonos en la cama y procedió a abandonar la habitación con cierta prisa.

— ¡Mierda! La olvidé. – dijo la chica, corriendo a toda prisa hacia la cocina para buscar un vaso de agua. – Espero que no se moleste.

La chica encendió una computadora ubicada en la sala de la casa mientras que a toda prisa buscaba una silla, unos auriculares, el vaso con agua de antes y unas cuantas galletas. Ubicó la silla de forma estratégica frente al pc y esparció el resto de los objetos cuidadosamente a lo ancho y poco largo del escritorio.

Con el Discord finalmente abierto, había ocurrido lo peor. No podía huir, pues seguramente ELLA ya había notado el ahora reciente estado de "conectado". Ahora solo quedaba una opción, así que con un profundo respiro... Entró en la llamada.

— ¡HOLIS! ¡Buenas noches, mi estimada señorita Clavel! ¿Cómo le trata esta noche tan agradable?

— Angie. – suspiró Nidia desde el otro lado de la pantalla. – Eres una irresponsable ¿Lo sabías?

El tono frio y un tanto violento de Nidia eran malas noticias.

— Ay Nidia. – respondió Angie intentando calmar la situación. - Por cosas como estas es que la confianza da asco.

— Llevo esperando 10 minutos. – contestó Nidia de forma cortante, pasando de un enojo notorio a una frívola frialdad. – ¿10 minutos en los que estuve dibujando? Si. Pero la idea era que coordináramos horarios para que te conectaras a tiempo.

— Mira, perdóname. Estaba ocupada y llegue un poquito tarde, es todo. – Angie mentía mientras mecía sus pies por debajo del escritorio, en realidad, se le había pasado la hora ocupándose de nimiedades. – Entonces... ¿Empezamos?

PARTE 2 – Spider-Parasite

En una carretera cercana a la localidad de Angie, un ladrón corría despavorido en línea recta. Las sirenas de las patrullas se escuchaban en la distancia a la vez que el ladrón maniobraba a toda velocidad para no dejar caer los objetos que había "encontrado".

— ¡Última vez que robo una casa, el recontra coñísimo de su madre! – exclamó el ladrón antes de dejarse caer indignado. – Nadie me dijo que tendría una alarma, casi nadie las tiene.

Las luces de las patrullas empezaban a bañar el entorno con sus tonalidades rojas y azules mientras se acercaban con una velocidad de reacción que hubiera sorprendido hasta al escuadrón más especializado del país. El ladrón, un hombre de unos 28 años, se había rendido hace rato. Había tragado más de lo que podía masticar.

Spider-ParasiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora