Donde Young-mi deja que Suho se acerque a ella solo por celos de ver a Seojun con otra chica.
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Donde Suho usa la misma estrategia que Seojun, de acercarse a la chica que a él le sigue gustando, p...
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El sol se encontraba en lo alto, anunciando la nueva mañana. Young-mi junto a su tres amigas salían de los vestidores de chicas con la ropa correspondiente de educación física, esa era la materia que les tocaba hoy.
- Por cierto, Jugyeong - la llamó y recibió su atención al instante - cuando llegaste hoy, ¿Que le diste a Suho?
- ¿De qué hablas? - Preguntó un tanto confundida.
- Es verdad, habla de la bolsa celeste con un poquito de color rosa.
- Ah, eso - pronunció al entender a lo que se refería.
- Sí, eso. ¿Te declaraste?
- No sean chismosas - las regañó Sujin.
- No es ser chismosas Kangsu, es informarse de lo que pasa a tu alrededor. - excusó la rubia y volvió su atención a la castaña, esperando su respuesta.
- y bien, ¿Te declaraste? - volvió a preguntar SooAh.
Jugyeong negó rápidamente a la vez que en su rostro se mostraba el horror. No quería un chisme de que ella gustaba de Suho y que se había confesado ante él. Sería llamar su atención y eso era lo que menos quería en ese momento.
- No, no es nada de eso - aclaró y pudo ver cómo la felicidad que SooAh se esfumó ante su negativa mientras las otras dos chicas solo sonreían en su dirección, esperando a que siguiera hablando. - solo le entregué el saco que le había ensuciado en mi primer día.
- Y yo que pensé que se iba a formar una nueva pareja y está siendo muy visual - declaró muy desanimada SooAh.
– ¿De en serio lo pensaste? - cuestionó la pelinegra.
– Sí, en mi momento de locura. - asintió - No digo que Jugyeong no pueda conquistar a Suho, sino que sería muy difícil que Suho tenga novia. Él rechaza a cualquier chica y a ninguna le dió una oportunidad.
Quiso aclarar lo primero dicho ya que no quería que la castaña malinterpretara sus palabras.
– Cuando Suho tenga novia, va a llover con granizo y todo - Declaró la rubia riendo.
– Ahora sí, a empezar con educación física - dijo Sujin justo cuando llegaron con sus demás compañeros, que ya se encontraba en el campo donde se haría la clase.
– Llegó la hora de tortura - suspiró demostrando sus pocas ganas que tenía de estar ahí.
Los habían dividido en grupos de dos, los hombres conformaban un grupo y las mujeres el otro. Sucesivamente a eso dos grupos lo dividieron otra vez, hombres versus hombres y mujeres versus mujeres; y los pusieron a jugar quemados.
