"Me alegro encontrarte en momentos que guarda mi corazón"
Bill's pov:
Estaba distraído escribiendo algo en mi cuaderno, entonces no me fijé en nada a mi alrededor, solo me senté en el piso encima de una superficie de cemento, que estaba justo frente a una rejilla baja que dividía el instituto de el jardín abandonado de una casa. Yo solo observaba mi cuaderno llenándolo de palabras, de colores grises, impregnando lo que sentía en aquel papel gastado. Estaba completamente concentrado, hasta que el olor a comida fue difuminado por un intenso aroma a humo, humo de cigarro. Arrugué la nariz con desagrado al sentir ese olor colándose en mis pulmones, giré hacia mi derecha a ver de donde provenía aquel pestilente olor. Al no encontrar nada de ese lado, rápidamente me giré hacia el otro lado.
A menos de dos metros de mi, sentado igual que yo, había un chico, debía tener mi misma edad. Ropa exageradamente grande, y una especie de banda que utilizaba para retener la cascada de rastas que colgaban de su cabeza. Además, era un chico realmente guapo. Y si, de el provenía el intenso aroma a cigarrillo.
Al sentir mi mirada en él, aquel chico voltea a verme quitando su mirada de el jardín olvidado. Sus ojos me miran con ¿curiosidad? No lo sé. Tenía unos ojos muy pero muy bellos. Facciones bonitas, femeninas, así cómo yo. Veo como sus labios se curvan en una sonrisa y comienzan a soltar carcajadas.
–Hasta que te das cuenta de que estoy aquí. –Sonríe.
Yo quito mi cara de idiota y dejo de mirarlo así.
Lo miro avergonzado, y sonrío con algo de timidez.
–Lo siento, estaba muy concentrado...
–¿Por qué deberías pedirme perdón? –Me mira con burla.
–Oh... Perdón.
El suspira y vuelve a clavar su mirada en el jardín y le da una calada a su cigarro.
–¿Qué haces aquí? este lugar está sucio. Nadie viene aquí. –Pregunta el.
–Por eso mismo vine... Estoy harto de la gente. –Respondí.
El sonrió levemente y me tendió el cigarrillo que se encontraba a la mitad.
–¿Quieres?
–Oh, no, no gracias, no fumo. –Sonrío rechazando el cigarro amablemente.
El vuelve a darle una calada a su cigarro y mira al frente sin entender.
–¿No? ¿Pero que edad tienes?
–Dentro de un tiempo cumpliré 18.
–¿Y no fumas? todos los adolescentes de 17 años que he conocido se la pasaban drogándose y follando con desconocidos, eres muy raro.
Sonrío ante aquello.
–Me lo dicen a menudo, solo no quiero tener cáncer.
–Claro, claro... –Dijo sarcástico.
Suspiré harto y le quité el cigarrillo de los dedos para darle una calada.
–Dame esto.
El soltó una risa mirando al piso.
–Te contradices mucho, Brillitos. –Dijo sonriendo.
–¿Brillitos? ¿es enserio? –Lo observé con sarcasmo.
–No me has dicho tu nombre, y tu camiseta está llena de brillantes. Brillitos es tu nombre temporal.
–Soy Bill. –Le dije expulsando el humo de mi boca.
–Tom. –Me quitó el cigarrillo.
La campana que anunciaba el fin del recreo resonó en mis oídos como navajazos en mis orejas.
Ambos nos levantamos y Tom aplastó lo que quedaba del cigarro contra el suelo.
–Fue un placer conocerte, Bill, quizá nos veamos mañana.
Yo asentí.
–Igualmente.. –Sonreí con debilidad.
Tom comenzó a caminar y alzó la mano en señal de despedida.
Sabía que el no me vería, pero le devolví el gesto.
Tom's pov:
Después de hablar con aquel chico de ojos brillantes caminé hasta la salida de la escuela. Allí me esperaba Sabine, mi mejor amiga, quien estaba bebiendo un jugo en cajita.
–Te tardaste. –Me mira. –Casi me largo, ¿Dónde estabas?
–Estaba hablando con un chico.
–¿Un chico? –Alzó una ceja.
Asiento.
–Bill.
Ella se atragantó con el jugo, abrió la boca sorprendida y sonrió.
–¿Con Bill? ¿Ese Bill? –Preguntó tosiendo.
Vuelvo a asentir.
–Vaya, pensé que nunca te atreverías a hablar con él.
–¿Quién te crees que soy? Soy Tom Kaulitz, nada me asusta.
Ella rodó los ojos.
–Eres un egocéntrico, Tom.
Yo sonreí.
–Y así me quieres. –Le di un codazo.
–Jódete. –Volvió a darle un sorbo a su jugo.
–Ya vámonos, antes de que se den cuenta que no estamos. –Le digo al fin y ella da media vuelta para salir de la institución.
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Bracelet, Toll
Fanfiction-Recuerda, yo lo amo más que a nada, escucho su voz en cada canción, veo sus ojos en cada estrella, percibo su sabor en cada ciruela, siento su piel en cada malvavisco, siento su aroma en cada flor, nunca desprecies a quienes amas, porque algún día...