-Recuerda, yo lo amo más que a nada, escucho su voz en cada canción, veo sus ojos en cada estrella, percibo su sabor en cada ciruela, siento su piel en cada malvavisco, siento su aroma en cada flor, nunca desprecies a quienes amas, porque algún día...
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Omiscient pov narrator:
Frente a la tarta de Zanahoria. No tenía idea que hacer.
¿Debería comerla?
¿Escupirla?
¿Quizá...vomitarla?
Pero al ver la sonrisa de Tom. Su ilusión. Y recordar la tarde bajo un techo en lluvia, simplemente el transtorno se fue a la mierda. Y durante ese corto período de tiempo, comió.
Sin culpa, ni pensar como lo compensaría después, ni cuantas calorías tendría. Lo disfrutó, como hace años no disfrutaba realmente un postre.
–¿...Y? ¿Te gusta? –Le pregunta Tom.
Bill saboreaba el pequeño pedazo de comida que se había llevado a la boca para después dejar salir un pequeño brillo de sus ojos.
–Esto está muy rico. Me gusta.
–¡¿De verdad?! ¡Yo sabía que te gustaría! –Exclamó el rubio feliz.
El de cabello oscuro soltó una risa nasal.
Ambos disfrutaron de aquel postre, sin hablar mucho.
Ya que Bill estaba demasiado nervioso por lo que había pasado antes.
No se dieron cuenta y ya había oscurecido.
–Mmmh... Será mejor que me vaya. Mi papá llega hoy en la noche con su novia. Debo ordenar el desastre que dejé en la sala. –Sonrió apenado.
Bill le restó importancia.
–No te preocupes, ve. –Dijo.
El de rastas sonrió y se levantó de la mesa.
El otro chico le sonrió y siguió su acción.
Finalmente llegaron a la entrada de la casa.
–Muchas gracias por dejar que me quede aquí esta tarde Bill, lo pasé muy bien.
El chico de cabello negro asintió.
–No tienes que agradecerme, ambos decidimos quedarnos, yo también lo pasé muy bien.
Tom sonrió.
Abrió la puerta y se fue alejando.
Pero antes de que llegara a las escaleras, Bill se acercó a el y se lanzó a sus brazos.
–Muchas gracias por acompañarme... –Susurró, con la voz algo quebrada.
Tom le devolvió el abrazo.
–No debes agradecerme. Siempre que quieras, yo estaré feliz de verte y pasar la tarde junto a ti.
