Achtzehntes armband (Liebe und zwanghaftes Essen)

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"No amaré ningún alma como a la tuya".

"No amaré ningún alma como a la tuya"

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Tom's pov:

Allí estaba yo, un tonto enamorado leyendo un libro para niños solo porque el chico más precioso e increíble del mundo lo amaba.

Me lo había conseguido de la madre de Sabine, era maestra en una escuela primaria y siempre tenía libros infantiles en casa por lo mismo. 

Al inicio el Principito se me hizo jodidamente irritante, siempre insistiendo e insistiendo en un dibujo mejor que el anterior. Me estresaba, luego pensaba "Es un niño, los niños son curiosos", pero aún así era irritante. Era tan Aahhhh, dios. Pero logré aceptar al personaje en mi mente.

El piloto era un dibujante frustrado que jamás volvió a hacer lo que amaba porque de niño habían reprochado su arte, este libro era... curioso.

Lo de la boa que digería a un elefante se me hizo ingenioso, estúpido, pero ingenioso.

Joder, no sé que es lo que estoy haciendo.

Bill, Bill, Bill.

Lo fui a dejar a su casa luego de él incidente en la biblioteca, me prometió que estaría bien, así que lo dejé en el sofá de su casa viendo una película tranquila y me fui.

Enseguida me dirigí a la casa de Sabine para pedirle a su madre el libro.

Cuando entré a mi casa Sabine ya se había ido, y papá, el cuál veía algo en la tele con Gisela. Al verme llegar, él me miró raro. Muy raro la verdad, se me hizo muy extraño, pero lo ignoré.

Bajé al sótano de las luces y me hundí en el sofá para leer el libro que a Bill tanto lo enamoraba.

Las lámparas iluminaban las páginas y el sofá parecía querer tragarme de la comodidad.

Leí en silencio, era muy lento para esto la verdad. Sin duda me demoraría.

Bill's pov:

Tom me dejó sobre el sofá con cuidado, besó mi frente y me abrazó, le sonreí levemente, fingiendo estar calmado. Buscó entre los dvd's alguna película y encontró la Bella Durmiente, me sonrió.

–¿Estás seguro de que estarás bien? –Me preguntó con preocupación.

–Por supuesto. –Le sonreí levemente, conteniendo mis ganas de gritar y llorar.

El asintió y me sonrió.

–Vale, cualquier cosa me llamas, ¿Sí? –Me dijo observándome con algo de ¿Miedo? No lo sé, mi mente estaba colapsada, no estaba concentrado en él. Tenía que irse, rápido. Necesitaba que se fuera ya.

Tom me sonrió por última vez antes de salir por la puerta principal.

Cuando escuché el "click", avisando que Tom se había ido. Mi respiración se desniveló. Me levanté del sofá y corrí hasta la cocina.

Bracelet, TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora