"Mata al pasado y vuelve a vivir".
Omniscient pov narrator:
–¿No vendrás a el instituto hoy? ¿Te encuentras bien? –Preguntó Tom por teléfono, esperando preocupado la respuesta de Bill.
–No... No tengo fuerzas para levantarme. Lo siento... –Susurró Bill, desganado, hundido entre las mantas de la cama.
–Iré cuando termine, lo juro.
–¿Qué? Oh, no, no, no debes preocuparte, quédate con Sabine, yo estaré bien...
–¿Estás loco? Por supuesto que iré a tu casa, idiota. Quiero que estés bien.
–Pero...
–¡Pero nada, me esperas y punto!
–Vaaale...
Cortaron la llamada.
No podía ni siquiera sacar su cabeza de la almohada que le ahogaba. Era imposible moverse, pesado, difícil y finalmente impensable.
No podía.
–Te traje leche, mi amor... –Simone entró por la puerta de la habitación con una taza humeante entre las manos.
Tenía los ojos rojos, frunció el ceño pero no dijo nada.
–No tengo...
–Necesitas llenarte con algo, Bill.
–No, mamá.
Cuando su madre se fue, bebió la leche. Enseguida le asqueó y la alejó de él, como si tuviera lepra o algo así.
Tom's pov:
Con mi mochila al hombro llegué hasta el departamento de Bill.
Subí las escaleras de mármol y toqué la puerta.
Nadie abrió.
Seguí tocando y tocando durante un buen rato pero nadie abría.
Entonces decidí llamar por teléfono a Bill.
De seguro tenía los audífonos a mil y no me escuchaba.
Bill's pov:
Me iba a quedar sordo si seguía así.
Escribía la letra de una canción mientras la música retumbaba en mis oídos, intentaba distraer mi mente de algunos demonios, y de el hambre que demandaba mi estómago, por supuesto.
Entonces la música se detuvo, al principio pensé que se me había acabado la batería o algo, pero segundos después mi suposición fue desmentida por el sonido de mi celular.
¿Quien jodidos llamaba ahora?
¡Tom!
Enseguida respondí con torpeza.
–¿Estás en casa? –Preguntó.
Yo observé mi pared confundido.
–Sí, ¿Por qué?
–Llevo quince minutos tocando la puerta, tío. –Rio. ¡Joder!
Me levanté lo más rápido que pude, caminé con lentitud por el pasillo, abrí la puerta y efectivamente allí estaba, con esa sonrisa tonta.
Suspiré, y con la mirada muerta le dejé pasar.
–¡Hey! –Me saludó.
–Hey... –Le dije con una calma moribunda.
Fuimos a mi habitación, estoy seguro de que se vio sorprendido al verla organizada.
–¿Puedo? –Señaló el lado junto a mi bajo las mantas de mi refugio.
Asentí ligeramente.
–Oh, ¿veías películas? –Observó la tele apagada, decorada con ciertos stickers de estrellas y corazones.
Yo ladeé la cabeza.
–Ayer. Con mi mamá.
–¿Y si ponemos alguna?
Nos decidimos por Mary Poppins, ¿Vale? Es la infancia de cualquier niño fan de disney.
Me hundí en mi cama y dejé que Tom me abrazara sin más.
Sus brazos eran cálidos, mucho más musculosos que los míos, y bueno, la verdad ningún brazo humano era menos fuerte que el mío.
Yo sentía que se me rompían con tomar vasos con leche o cosas así.
Me acariciaba el pelo con cuidado, era lindo, realmente lindo.
Terminé acostado contra su pecho, de vez en cuando manchándolo con lágrimas involuntarias, mientras el leía quien sabe qué, muy concentrado.
Noté en sus brazos números, como operaciones matemáticas, así como cuando uno copia en un examen y se escribe las respuestas.
Mi mirada se apagó ligeramente. Yo también lo hacía, me dio cierta nostalgia. Copiar en los exámenes, hacer gestos estúpidos de un extremo de el salón al otro para afirmar que la respuesta correcta era la "C".
Yo también iba al instituto.
A la primaria.
Desde los seis años hasta el día de hoy.
Maldita impotencia.
Por fin se terminará el infierno del colegio y no asistiré al último tramo.
No lo terminaré bien.
Siempre soñé con salir graduado y comenzar a gritar groserías a esa cárcel.
Pero no.
En cambio estaría aquí.
Tom se levantó y me trajo jugo de ciruelas.
Me conocía.
Eran esa clase de comidas que en situaciones así podía ingerir.
Ambos nos bebimos un vaso, seguimos viendo la tele en silencio, sin ganas de mucho.
Saber que no cerraría mi mayor infierno de manera correcta, me aterraba.
Quería terminarlo.
¡Realmente quería! Pero simplemente...
ESTÁS LEYENDO
Bracelet, Toll
Fanfiction-Recuerda, yo lo amo más que a nada, escucho su voz en cada canción, veo sus ojos en cada estrella, percibo su sabor en cada ciruela, siento su piel en cada malvavisco, siento su aroma en cada flor, nunca desprecies a quienes amas, porque algún día...