Capítulo 5

6 0 0
                                    


Rodando, Louis se acercó, alisando su mano sobre la sábana donde debería haber estado su compañero. Apenas recordaba haber caído en la cama, pero sabía que Harry había estado a su lado, tal como había estado cada noche desde que se mudó allí. Arrastrándose hasta el borde de la cama, rodó los ojos y sonrió.

—Estás en el piso otra vez.

Los ojos de Harry se abrieron de par en par y frunció el ceño.

—Es como dormir al lado de un maldito horno. ¿No vienes con un termostato o algo?

Riéndose, rodó desde la cama y entró desnudo al baño.

—Ya deberías estar acostumbrado a esto.

—Han pasado tres días, hombre—refunfuñó Harry desde la puerta del baño.

Sonrió por encima del hombro, mientras encendía la ducha y esperaba a que el agua se calentara. Puede haber vivido durante miles de años, pero los últimos tres días se habían llenado de la mayor diversión que jamás haya experimentado. Le gustaba pasar tiempo con Harry. Si se hubieran encontrado en circunstancias diferentes, definitivamente podría verlos convirtiéndose en amigos.

Estar emparejado con el hombre realmente no cambiaba nada. Disfrutaba del ardiente sexo, pero también le gustaba relajarse y mirar la televisión con el chico. Se sintió atraído por Harry, un sentimiento que asociaba con su vínculo. Más allá de eso, sin embargo, realmente le gustaba el hombre. Se estremeció un poco ante la idea de estar conectado con alguien a quien no quería, por toda la eternidad. Puede que Harry no fuera su compañero destinado, pero tal vez, el destino sabía algo de lo que se estaba guardando.

Lo siguió, casi tragándose la lengua cuando su compañero dejó caer su cabeza sobre sus hombros y gimió, cuando el agua humeante cayó sobre él.

—¿Entonces, qué harás hoy?—Harry preguntó, mientras entraba en la ducha.

—Uh, ¿Cuál fue la pregunta?

Harry levantó la cabeza y sonrió. —¿Alguna vez piensas en algo más que sexo?

Puso las manos sobre su erección, que crecía rápidamente e intentó parecer inocente. —No sé a qué te refieres.

Negando con la cabeza, Harry resopló cuando extendió la mano hacia atrás para buscar el jabón. —Ven aquí, pajarito.

Lo miró, porque Harry lo esperaba. Dentro, sin embargo, estaba sonriendo. Sí, había sido molesto al principio, pero el pequeño sobrenombre había crecido en él. Sin embargo, eso no significaba que dejara que alguien, además de su compañero, lo llamara así. Dando un paso adelante, cerró los ojos y ahogó un gemido, cuando este comenzó a enjabonar su cuerpo.

El acto no fue sexual en su inicio, pero no pudo evitar responder al toque de su amante. El instinto de apareamiento o lo que sea, Harry tenía dedos muy talentosos, y se estremeció de anticipación, mientras vagaban por su cuerpo. Sus ojos se abrieron de golpe, cuando Harry gruñó, y sus manos dejaron de explorar su resbaladiza piel.

—No tengo tiempo para jugar. Tengo una cita en veinte minutos.

Aww, su pareja se veía tan adorable cuando hacia un puchero. Poniéndose de puntillas, beso el sobresaliente labio superior de Harry.

—Esta noche jugaremos. —Balanceándose sobre sus talones, inclinó la cabeza hacia un lado y frunció el ceño. —¿Qué tipo de cita? ¿Estás enfermo? —Como el hombre había perdido su magia, sería susceptible a todo tipo de flaquezas humanas.

Harry reía mientras se lavaba y enjuagaba rápidamente. —Tengo una cita con un paciente. Soy el médico.

—Ooh, rico, inteligente y sexy —arrulló. —Todas mis cualidades favoritas. —Guiño traviesamente, cuando pasó por encima de Harry y enjuagó las burbujas de jabón de su cuerpo. —¿Qué clase de doctor?

Fuego y cenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora