Capítulo 14

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—Santa mierda, estoy exhausto—gimió Louis, mientras subía al asiento del conducir y estiraba sus brazos sobre su cabeza. —Eso fue fantástico, pero conducir es un asco.

Desdoblando su gran cuerpo del coche deportivo, Harry tuvo que estar de acuerdo. Aunque lo sufriría miles de veces por ver el rostro entusiasmado que había estado en el rostro de Louis todo el fin de semana.

—Tenemos que planear un viaje de estos, una vez al mes. Fue realmente bueno sólo apartarse y olvidarse de todo—Louis volvió al coche para abrir el maletero y sacar su equipaje. — Gracias por llevarme.

—Eres más que bienvenido, y creo que esa es una gran idea. ¿Dónde te gustaría ir después? —Sacó la gran maleta del maletero y la llevó por el camino hasta la puerta principal.

—¿Qué te parece Nashville? No está tan lejos, y hay cosas geniales por ver allí.

—Me gusta. —Sonrió, mientras sacaba las llaves de su bolsillo y la metía en la cerradura. — Planea que quieres hacer, y podemos ir en un par de semanas—dijo, mirando por encima de su hombro a su amante.

—¡Perfecto! —Louis le sonrió.

Abrió la puerta, entró y buscó la luz junto a la entrada. Esta se encendió en el salón, iluminando la destrucción total y el caos. Soltando la maleta, su brazo se alzó para evitar que su compañero entrara en la casa. —Llama a la policía.

—Estoy en ello—contestó Louis, su voz tensa.

—Voy a comprobar el resto de la casa. Quiero que te quedes fuera.

—Soy más que capaz de cuidarme, Hazz. De hecho, soy mucho menos frágil que tú. Por qué no llamas tú, y yo investigo la casa.

—¡Llama a la policía y no te muevas! —Rugió, mientras se giraba para enfrentar a su amante.

Louis gruñó. Pero asintió. —Si no has vuelto en cinco minutos, iré a buscarte.

—Me parece justo. —Dejó a su compañero en el porche, mientras iba a ver el daño en el resto de su casa. Como temía, cada habitación estaba en el mismo estado que el salón. Lámparas en el suelo, cojines destrozados, sus pertenencias rotas y aplastadas.

Entrando en el dormitorio y encendiendo la luz, su corazón se encogió en su pecho, y la sangre se convirtió en hielo. El espejo sobre la cómoda estaba destrozado, las cortinas y el edredón rasgados, y sus almohadas hechas pedazos. Agarrando una de las camisetas de Louis, sus manos temblaron, cuando encontró poco más que tiras.

—"¿Dónde estás?" —Preguntó este, mientras entraba en la habitación detrás suyo.

—¿De qué hablas? Me estás mirando.

—No, Hazz. Mira. —Louis señaló el techo, siguió su dedo, alzó los ojos y jadeó en shock. Grandes letras rojo brillante marcaba el blanco techo, haciendo una pregunta. —Te dije que Andrew estaba chiflado.

—Andrew no hizo esto—dijo de inmediato. —No le haría daño a una mosca. No es así.

—¡Abre los ojos, Harry! ¡El hombre está completamente loco!

—¿Llamaste a la policía? —Preguntó, cambiando de tema. No quería discutir con su amante. Sólo respuestas.

—Sí. —Louis suspiró. —Estarán aquí en unos minutos.

—¿Pensé que te había dicho que esperaras fuera?

—Sí, y han pasado más de cinco minutos. Por lo que, —Louis extendió sus brazos, —aquí estoy.

Fuego y cenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora