Nuestros cambios

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Permitiendo al diamante acompañarse por los objetos recién descubiertos, el sarape avistó la completa invasión de su escaso espacio. Clasificando alimentos a los cuales dar pronto consumo, Francisco se proponía soportar la incomodidad que le causaba el protector solar untado en su persona hace ya un rato atrás. En sus momentos dubitativos, lo único que se atrevía hacer era dedicarle efímeras miradas de repleta desconformidad a José, quien, también cubierto por el producto, le sonreía ampliamente burlesco.

¿Qué los encantos no son un arma peligrosa?
El brasileño sabía muy bien jugar sus cartas, y esas vanidosas ventajas resultaban cuál hechizo para el mexicano, quien amaba dejarse encantar.

Aún envuelto en el frustrante enojo de su emoción, Pistoles continuó con la tarea de revisar los cuantiosos artículos; de algún modo, le ayudaría a disipar las risas que le causaba la situación.

[ 🦜✨]

Mi inesperado encuentro con el imponente Mickey se trataba justamente de lo que había venido a buscar; las sinceras intenciones por las que, en un principio, subí al avión. Informándome acerca de los favorables resultados que habían apuntado mis contribuciones a la empresa, se me notificó sobre un nuevo proyecto televisivo, uno con el cual incrementarían las visitas e ingresos monetarios al nuevo parque de diversiones. Andando con firmeza a su lado, él relataba estadísticas, además, de datos:

— El programa estará en televisión próximamente. — me informó las predicciones. Habiendo ya pasado largo tiempo en la empresa cómo un miembro oficial, esta se trataba de la primer ocasión en la que me encontraba tan cercano al azabache, he de obtener provecho del momento. — Tiene historias, relatos, y comedia, el público gustará del contenido, queriendo visitar Disneyland, it'll be great, my dear friend!

Perfeitamente! — brindé respaldo a sus palabras. Deseoso de cualquier nuevo contrato, atajé el tema. — Con toda esta fascinante información que he tenido el placer de conocer, me cuestiono, ¿qué podría aportarle al valioso proyecto, Sr. Muuse?

Impaciente por explicar lo planeado, me guió gustoso a su amplia oficina, en la cuál, presentó innumerables borradores que trataban sobre los guiones creativos que serían próximos capítulos; los primeros en ser emitidos en televisión pública. Se habló acerca de temporadas, bastantes temporadas. También, de las propuestas de escena, o sus agradables bandas sonoras, así cómo temáticas de vestuarios.

Bajo las cálidas luces amarillas, el escritorio ajeno me permitió adquirir lo necesario para comprender lo que se pretendía lograr con su producción. Ya encontrándome cómodo en el asiento frente a él, mis palabras le incitaron a proponerme firmar un grandioso contrato que englobaba la actuación en cuantiosos episodios. Sonriéndome amistosamente en su propio estudio, Mickey concretó luciendo calmo:

— Tratado todo esto, ¿qué dices, Joe?

Mostrándome gustoso, mantuve mi cruce al sentar, y sonriéndole, notifiqué ante gran personalidad mis placeres por participar en el nuevo proyecto:

— Desde mis comienzos en el estudio, me propuse brindar lo mejor, sin importar qué, ¡cuente con mis más grandes actuaciones y aportes al nuevo programa!

Oh, boy! — demostró su alegría. Con entusiasmo, aproximó frente a mí una hoja de papel y un fino bolígrafo, los cuales, apropié con la punta de mis dedos. Hecho eso, se apresuró a tomar el teléfono que yacía sepultado por bastantes documentos sobre su escritorio. Poco tiempo faltó para escucharlo hablar por el aparato. — ¡Llamen a Donald, seguro está con Daisy en el parque! ¡De prisa, que tengo noticias para él!

La petición de Mickey hizo dar pronta presencia a mi querido amigo. Estando los tres dentro de la oficina, se establecieron ciertos lineamientos que hemos de cumplir en los próximos meses, y fue cuestión de pocas horas para verme retornar a mi habitación de hotel con nuevo contrato firmado.

Diamante perdido [Pistoles & Carioca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora