Prólogo

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Zarpa de Parche se removió impaciente mientras que Pinaza, su madre, le atusaba el pelaje blanco y negro con ásperos lametazos.

- Ya vale, ¿no? - protestó, apartándose bruscamente.

La esbelta atigrada marrón la fulminó con sus ojos bicolor.

- No pienso dejar que mi hija se convierta en guerrera con el aspecto de un cahorro recién levantado - gruñó antes de reanudar su tarea.

Zarpa de Parche puso los ojos en blanco. Observó a sus hermanas, que ya habían pasado por el baño. Zarpa de Arce estiraba sus largas patas meladas, ahuecando su pelaje atigrado con rayas naranjas para protegerse de la fresca brisa. Perdiz daba vueltas, nerviosa, mientras que Tormenta de Nieve, su padre, intentaba tranquilizarla, acariciando su largo y espeso pelo marrón con la cola. 

- Ya está - anunció Pinaza.

Justo en ese momento, Estrella de Buitre, su líder, un prominente gato pardo con la cabeza y el cuello más claros y ojos ámbar apareció sobre la Roca Alta. Tras él se encontraba otro gato algo más pequeño, gris con el pelo muy corto y puntiagudo y unos brillantes ojos azules. Era Espino, el lugarteniente. 

- Que todos los gatos lo suficientemente mayores como para cazar su propio aliemento se reúnan bajo la Roca Alta para una reunión de clan - convocó con autoridad el líder.

- Es nuestro momento - Zarpa de Arce les dirigió una mirada a sus hermanas, con sus ojos verdes rebosantes de triunfo y confianza.

Les dio a cada una un lametazo en la oreja antes de reunirse con su mentor, Soplón, un gato atigrado gris de ojos ámbar con una cola tan larga como la suya misma. 

Perdiz tomó aire, cerró un instante sus ojos amarillos y se acercó a Tina, una atigrada gris de ojos azules. Anteriormente había sido una minina doméstica y, aunque había decidido no renunciar a su nombre, ahora era una feroz y leal guerrera del Clan del Trueno.

Zarpa de Parche se colocó junto a su propia mentora, una gata melada de patas muy cortas. Nube de Rosa le lanzó una mirada llena de ánimo. Zarpa de Parche respiró profundamente.   

Estrella de Buitre y Espino bajaron de la Roca Alta.

- Hoy tres gatas se convertirán en guerreras - declaró, haciéndoles un gesto para que las aprendizas se acercasen. Las estudió a cada una con atención. Zarpa de Parche tragó saliva -. Yo, Estrella de Buitre, solicito a mis antepasados guerreros que observen a estas aprendizas. Se han entrenado duro para comprender el sistema de vuestro noble código, y yo a mi vez os las encomiendo como guerreras - las atravesó con la mirada -. Zarpa de Parche, Zarpa de Arce, Perdiz, ¿prometéis respetar el código guerrero y proteger y defender este clan, incluso a costa de vuestra propia vida?

- Lo prometemos - aseguraron ellas al unísono con firmeza.

- Entonces, por los poderes del Clan Estelar - prosiguió el líder -, os doy vuestros nombres de guerreras. Zarpa de Parche, a partir de este momento serás conocida como Parcheada. El Clan Estelar se ve honrado con tu determinación y fuerza - tocó el hocico de la emocionada gata con el suyo -. Zarpa de Arce, a partir de hoy te llamarás Hoja de Arce. El Clan Estelar se ve honrado con tu valor y seguridad - hizo el mismo gesto con ella -. Y, Perdiz, a partir de hoy serás conocida como Ala de Perdiz. El Clan Estelar se honra con tu ingenio y lealtad - también entrechocaron los hocicos -. Os damos la bienvenida como guerreras de pleno derecho del Clan del Trueno - las miró con afecto y serendidad.

- ¡Parcheada! ¡Hoja de Arce! ¡Ala de Perdiz! - corearon sus compañeros de clan.

Parcheada temblaba de la emoción. Hundió el rostro en los pelajes de sus hermanas, aspirando su aroma, y ellas hicieron lo mismo, ronroneando. Se volvió para encarar los ojos verdes de Nube de Rosa, llenos de aporbación. 

- Bien hecho, Parcheada - le dijo, dándole un lametó en la oreja. Parcheada restregó su rostro contra el suyo, y vio por el rabillo del ojo como Ala de Perdiz y Hoja de Arce hacían algo similar con sus mentores.

Muchos otros gatos se acercaron para felicitarlas, pero se apartaron del camino para dejar paso a la enorme figura de Tormenta de Nieve, que arrastraba su largo pelaje blanco por el suelo, con su mirada de ojos azules brillando de orgullo. Pinaza le pisaba los talones.

Hoja de Arce había sobrepasado el tamaño de su madre, aunque nunca alcanzaría el de su padre. Ala de Perdiz era tan grande como Pinaza, solo que más robusta. Parcheada, por su parte, era una gata pequeña que tuvo que izarse ligeramente sobre sus patas traseras para tocar el hocico de Tormenta de Nieve.

- No podría estar más orgulloso - les aseguró, dirigiéndoles una cálida mirada llena de afecto. Sin embargo, sus ojos se mancharon de dolor.

Parcheada no pudo evita que se le encogiese el corazón. La pareja de Tormenta de Nieve no era Pinaza. Ellos simplemente habían tenido cachorros juntos. No; la pareja del gato fue otra, una preciosa gata negra llamada Corriente Nocturna (Nightstream). Cuando la gata quedó embarazada, un brote de tos verde le arrebató la vida, aún con sus cahorros en el vientre. Desde entonces, en momentos, la mirada de Tormenta de Nieve se empañaba de angustia.

- Y nosotras más agardecidas - Ala de Perdiz tuvo que darse cuenta ella también, por que se restregó contra él ronroneando.

El dolor en los ojos del gato pareció remitir.

Parcheada miró el cielo. El Manto Plateado era cada vez más visible. Se imaginó a sus antepasados guerreros observándolos. ¿Estarían allí Corriente Nocturna y sus cachorros? 

Cerró sus los ojos y dirigió una silenciosa plegaria: ''Gracias, antepasados guerreros... Gracias''.

- Ya es momento de que las nuevas guerreras velen durante toda la noche por nosotros - la voz de Estrella de Buitre la sacó de sus pensamientos.

Pinaza les dio un último lametazo a cada una y luego se dirigió con el resto del clan a su guarida. 

Parcheada miró a sus hermanas. Sin decir nada, cada una se colocó en una esquina del campamento y se prepararon para velar bajo la luz de la luna y la vigilancia de los gatos que habían vivido antes que ellas.

Como el Clan Estelar mandeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora