Capítulo 5

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Parcheada aspiró el aire matutino con tanta fuerza que le dolió el pecho. Ocho lunas encerrada en el campamento la habían llevado al borde de la desesperación. Aunque Ala de Perdiz había cuidado de sus cachorros a menudo, nunca se atrevió a cruzar la barrera por si la necesitaban.  

Sin embargo, había echado en falta el olor almizclado y fresco del bosque, los sonidos de las hojas entrechocar al son del canto de los pájaros y la caricia de la tierra bajo sus almohadillas.

- ¿Qué tal? - le preguntó Nube de Rosa, agitando su pomposa cola melada.

- Me siento... - no sabía como expresarse - . Liberada - decidió. Sí, liberada parecía correcto.

- Ojalá poder comprenderte - los ojos verdes de la gata tomaron un brillo acerado.

La euforia de Parcheada se vio abatida por una oleada de compasión.

Nube de Rosa tuvo una pareja, un gato blanco y gris de ojos azules muy corpulento, Avalancha Veloz (Swiftsnowslide), que había fallecido por el mismo motivo que Corriente Nocturna. A diferencia de Tormenta Blanca, Nube de Rosa se había sentido incapaz de procrear tras su pérdida.

Aquel brote de tos verde, ocurrido lunas antes del nacimiento de Parcheada y sus hermanas, había causado considerables bajas en el Clan del Trueno, ya que la nébeda desapareció durante un tiempo. De hecho, en los últimos tiempos, todos los clanes agonizaban. El Clan del Río perdió miembros por peces envenenados, el del Viento por ataques de perros y el de la Sombra por inanición.

La causa nació cuando, siete estaciones atrás, los Dos Patas decidieron renovar el Sendero Atronador. El proceso fue relativamente corto y no afectó al bosque en sí, aunque, evidentemente, tuvo malas repercusiones para sus habitantes. Muchos pensaron que el Clan Estelar les había dado la espalda, por lo que abandonaron y se convirtieron en proscritos, suceso que no ayudó a repoblar los clanes.

Los gatos se estaban recuperando con fluidez, pero todavía existían huecos sin llenar. Todos esperaban que, poco a poco, los grupos serían tan numerosos como antes.

Toda esta información afloró un instante en la memoria de Parcheada, recuerdos de las historias de los veteranos (cuando tenían, ahora todos fallecidos) y las Asambleas. Se restregó contra su antigua mentora para mostrarle su apoyo.

- ¡Ey, moverse! - las llamó Pinaza, impaciente.

- Yaa vamoos - Parcheada puso los ojos en blanco.

- Cuidado de como le respondes a tu madre, jovencita - la reprochó la atigrada.

- Ya no soy tan jovencita - replicó la gata -. Hasta he tenido hijos, y son aprendices.

- Te diste mucha prisa en tenerlos - observó Pinaza, y se dio la vuelta con aire ofendido.

Parcheada intentó no mostrar su tristeza ante el comentario. Su madre no sabía lo confusa que se había sentido al saberse preñada. Y, aunque intentaba convencerse a sí misma de lo contrario, lo cierto era que el padre aún despertaba sentimientos en ella. 

Sacudió la cabeza para despejar esas ideas y siguió a Nube de Rosa, cerrando la marcha de la patrulla de caza, formada por las tres gatas y Zarpa de Estepa.

- Nos separaremos - decidió Nube de Rosa -. Zarpa de Estepa, tú irás con tu mentora y...

- Espera - interrumpió Pinaza -. Mi aprendiza podría aprender a coordinarse con otros miembros de clan. Zarpa de Estepa, irás con Parcheada - le ordenó a la gata, que se apresuró en colocarse junto a la indicada.

- Bien - accedió Nube de Rosa -. Iremos a las Rocas Soleadas.

- Nosotras probaremos suerte en el Gran Sicomoro - Parcheada se dio la vuelta, seguida de la aprendiza -. Nos vemos en el campamento. 

Como el Clan Estelar mandeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora