Leopardo procuró no perder de vista a su mentora, mientras ahuecaba su pelaje para protegerse del frío. El sol comenzaba a izarse sobre los árboles, coloreando el cielo de naranaja e intentando en vano calentar el ya helado aire de la Estación de la Caída de la Hoja.
- ¿Te gustan las patrullas fronterizas, Leopardo? - le preguntó Nube de Rosa, la cuál, al igual que él, intentaba seguirles el paso a Hoja de Arce y Tormenta de Nieve con sus patitas cortas.
- No estoy seguro - sopesó el aprendiz -. No es más que la segunda a la que voy. Pero me gustan más que las de caza, eso seguro.
- Eres igual que tu tía - señaló la guerrera.
A Leopardo le decían eso demasiado a menudo.
- Aunque prefiero no salir del campamento nada más romper el alba - añadió, algo molesto.
Nube de Rosa ronroneó, divertida.
Alcanzaron la barrera de setos y la cruzaron con cautela. Leopardo arrugó la nariz al sentir la peste del Sendero Atronador.
- ¿Por qué tenemos que patrullar la frontera con el Clan de la Sombra? - quiso saber el gato con irritación.
- Solo por precaución - le respondió su abuelo, dirigiéndole una mirada alentadora.
Leopardo bufó, pero no dijo nada más. Olisquearon la zona y dejaron marcas olorosas. De repente, un quejido al otro lado del Sendero Atronador hizo que toda la patrulla mirase en esa dirección.
- ¡Intrusos! ¡Fuera de nuestro territorio! - exclamó un gato joven con toda la pinta de ser un aprendiz, que los observaba con recelo en sus ojos verdes y había sacado las uñas.
A pesar de que Leopardo lo había reconocido, no pudo evitar erizar el pelo del lomo.
- ¡Envaina esas garras, Zarpa Tiznada! - un segundo gato apareció, mirándolo con reprobación.
Era Garra de Lechuza, el lugarteniente.
- Tranquílizate, no es más que una patrulla fronteriza, igual que la nuestra - dijo un atigrado gris claro de ojos ámbar.
- ¿¡No ves que ni siquiera han traspasado la frontera!? - una guerrera marrón con manchas doradas y ojos verdes le dio un coletazo en la cabeza.
Zarpa Tiznada comenzó a protestar, y pronto se armó un revuelo de maullidos al otro lado. Tormenta de Nieve ladeó la cabeza con curiosidad.
- ¿No deberíamos hacer algo? - propuso el gato blanco.
- Nah, divirtámonos un rato - contestó su hija, aparentemente encantada, sentándose.
- ¿Quién es el guerrero gris? - Leopardo se acercó a Nube de Rosa.
- Garra de Roca - le dijo la gata melada.
''Garra de Roca'' el nombre rebotó en su mente. Ese era el gato que su hermana contemplaba como su posible padre.
- Creo que es el mentor del gato - continuó su compañera.
El aprendiz asintió, tragando saliva. Al fin recuperó el habla.
- ¿Y..? ¿Y la marrón? - maulló en un hilo de voz.
- Esa es Víbora.
Leopardo volvió a centrar su atención en los gatos del clan vecino. Finalmente habían tranquilizado a Zarpa Tiznada, que aún tenía el pelaje bufado.
- Uau, Colmillo de Roca, que bien controlas a tú aprendiz - comentó con sarcasmo Hoja de Arce.
- ¡Métete en tus propios asuntos! - replicó Víbora, mordaz.
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Como el Clan Estelar mande
FanfictionSumérgete en el mundo de los gatos guerreros muchas estaciones antes del principio de la saga (los cuatro clanes). Los Gatos Guerreros pertenecen a Erin Hunter.