Cute

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Esa fue la primera vez que estuvieron juntos, ciertamente Wooyoung no es una persona que disfrute demasiado del sexo vainilla, pero había tenido paciencia con su novio porque a pesar de todo todavía era un poco tímido y no sabía si compartía alguno de sus gustos en la cama.

Sin embargo, hoy era el día en el que pensaba corromperlo, arrastrarlo a su mundo.

Una vez más estaba él atacando su cuello mientras le quitaba la bragueta de los pantalones con desespero, apenas y dejándole respirar con propiedad; y era justo eso lo que amaba de San, sus jadeos entrecortados, cargados con deseo anhelante.

Deseo por él.

Detuvo a San en cuanto quiso sacarle la camisa.

— No princesita, vas a ponerte esto primero — Wooyoung se alejó con reticencia de su cuerpo para dirigirse al armario y sacar una bolsa de papel, claro que eso estaba más que planeado.

Volvió a su novio y se la entregó, este le miraba con el ceño fruncido en confusión.

— Ve al baño y cámbiate linda, te espero en la cama — le guiñó un ojo luego de haberle dado una nalgada mientras su contrario no podía siquiera mediar palabra por el asombro. Además, los apelativos femeninos le tenían desconcertado.

Sin embargo, entró al baño del más alto a cambiarse.

Wooyoung se sentó en la cama, justo frente a la puerta del baño, comenzó a acariciar su miembro por sobre la tela de sus bragas blancas más apretadas que de costumbre, poniéndose duro y jadeando de sólo retratar en su mente la imagen que San estaba por darle en unos minutos.

Cuando supuso que ya estaba listo volvió a hablar en voz suficientemente alta para ser escuchado por él.

— ¿Ya terminaste pequeña? Estoy ansioso por verte.

Por supuesto que su lívido terminó de dispararse al ver a su novio sonrojado hasta las orejas incapaz de verlo a los ojos, con esa mini falda rosada, medias blancas con líneas del mismo color de la falda y un top igualmente blanco de encaje.

Sin nada debajo de la falda, obviamente.

— Que belleza joder, ven rápido que no muerdo tan fuerte — se deshizo de su falda negra y camisa rosada mientras su chico se acercaba a la cama con timidez que antes había sido muy impropia de él.

Era enorme, casi exagerado el contraste entre el San que conoció, ese que vestía con pantalones rasgados, chaqueta de cuero y camisas negras con el nombre de alguna banda de rock a este que se veía como una muñequita de porcelana con aquella lencería y minifalda.

Podía correrse sólo pensando en que él era el único que lo vería de esta manera, porque sólo él tenía el derecho de verle en su estado más vulnerable, más sumiso.

En cuanto estuvo suficientemente cerca, Wooyoung tiró de su brazo hasta hacerle caer con brusquedad a la cama, ubicándolo con rapidez debajo de él.

No había tiempo para ser delicado ni suave.

Volvió a besar sus labios con la ansiedad por follarlo recorriéndole las venas, si no lo tenía en ese instante moriría, afortunadamente los sentimientos de San no distaban mucho de los suyos.

El pelinegro se sentía un poco nervioso, a pesar de que esta no era su primera vez teniendo sexo, ni tampoco la primera con Wooyoung, se sentía muy expuesto con aquellas prendas sobre su cuerpo.

Para la también buena fortuna de ambos, a pesar de su nerviosismo eso le prendía más.

Wooyoung bajó los besos por la línea de su mandíbula y su cuello mordiendo también, porque quería que quedara en evidencia que el cuerpo que estaba tocando era suyo.

— AH~ — San gimió alto cuando el chico de cabellos púrpura le mordió duro el pezón derecho sobre la tela del top, pero lo compensó con caricias suaves en su trasero expuesto.

— Date la vuelta y muéstrame ese culo, princesita — su sonrisa maliciosa se amplió al ver que era obedecido sin rechistar.

Escuchó otro gemido cuando le dio una nalgada más al ver ese trasero pálido expuesto sólo para él.

Tanteó a su lado la mesa de noche buscando un par de cosas que encontró con facilidad; una caja de cigarrillos junto a un encendedor color rosa.

Sin perder el tiempo lo encendió, tirando el encendedor a un lado, le dio una calada profunda y tomó el mentón de su novio para inclinarse y pasarle el humo; San ya había fumado un par de veces en algunas fiestas, así que no se ahogó en medio de aquel beso con sabor a nicotina. Soltó el humo por la nariz y sostuvo el cigarrillo con algo de dificultad (cuidando no quemar nada), mientras Wooyoung lo preparaba.

— Ah~ m-mierda — fue incluso más difícil con los dedos ajenos dentro suyo, torturándolo.

— Di mi nombre, pequeña — le dijo antes de embestirlo de una sola vez provocando que casi dejara caer el cigarrillo sobre la almohada.

— WOOYOUNG — le gritó, medio abrumado por el placer, medio enfadado porque casi le hace provocar un incendio.

— Muy bien mi niña — y otra nalgada.

Para su alivio, él le quitó el cigarrillo de las manos para darle otra calada mientras empezaba a embestirlo ni muy rápido, ni muy lento con su mano libre en la cintura contraria.

Y así fue como luego de un par de horas, Wooyoung pudo darse por satisfecho, al igual que San quien también lo había disfrutado.

The FemboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora