Sorpresa

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El baile quedó en el olvido cuando el menor se levantó atrayéndolo a sí mismo por la cintura para besarlo castamente. San le correspondió, metiendo su lengua en la boca de Wooyoung y guiándolo de nuevo hacia la cama con lentitud, las manos sobre sus hombros, su pecho...

Finalmente él cayó sobre el colchón, los pétalos de rosa levantándose ligeramente de la cama, Wooyoung llevando sus manos hacia el lazo de la bata mientras San le desabrochaba los pantalones con más paciencia de la que en realidad tenía. La bata se le deslizó completamente por los brazos revelando un bonito conjunto de lencería de encajes blanca que casi lo hace babear.

Si normalmente el cuerpo de su novio se veía delicado (a pesar de que no lo era) por su palidez, con ese ese conjunto se veía aún más. Parecía un ángel, un ángel sexy al que estaba dispuesto a entregarse completamente. No podía apartar la mirada de la parte superior, que resaltaba sus bonitas clavículas con algunas manchas rosadas producto de sus encuentros anteriores. Además, también tenía una bonita gargantilla con cascabel dorado puesta, es que se veía demasiado precioso.

— ¿Qué tanto me ves? ¿No te gustó? — preguntó, medio preocupado al ver que Wooyoung se había detenido completamente y no había dicho absolutamente nada con respecto a su vestimenta mientras lo observaba con una expresión que a sus ojos era casi estoica.

Si supiera las mil y una cosas que le pasaron por la cabeza.

Reaccionó al escuchar esas palabras.

— ¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso? Ni siquiera puedo dejar de verte San, ni siquiera puedo poner en palabras lo que me causas — se sonrojó mientras hablaba, sin poder creer que estaba así de enamorado.

Aliviado, el pelinegro lo volvió a besar deshaciéndose por completo de la bata que ya resultaba ser un estorbo entre ambos. Wooyoung se dio cuenta de que también tenía medias del mismo material hasta las rodillas, que lo hacían ver más tierno y sexy al mismo tiempo.

Peligrosa combinación.

Cuando se quitó los pantalones se dio cuenta de que esa no era toda la sorpresa. Su novio además, tenía puesta una peluda cola de gato del mismo color de todo el conjunto.

Luego de casi una hora San descansaba sobre su hombro aún cubierto por la camisa que se había puesto ese día mirándolo con una sonrisa, parte de la lencería blanca que había comprado para su sorpresa desgarrada e inútil sobre el suelo junto a la que se salvó y una adorable cola de gato del mismo color, que al menos, aún servía. Wooyoung también lo miraba, como embobado por su belleza.

— Eres un bruto — le dijo bromeando sin quitar la sonrisa de su rostro, las medias no se las había quitado.

— ¿Quién te manda a verte tan hermoso? Casi me da algo cuando te vi y ya me habías hecho esperar un montón — respondió intentando justificarse.

El mayor sólo se rio acercándose más para abrazarlo.

— Feliz aniversario.

— Feliz aniversario bebé — Wooyoung le dio un besito en la nariz.

Ambos se quedaron dormidos, abrazados.

Su relación se volvió cada vez más fuerte y estable. Nunca faltaban los comentarios preguntando quién era el activo de la relación, posteriormente respondían los que asumían que era San. Ante las preguntas imprudentes ambos simplemente reían y dejaban que la gente pensara lo que quisiera.

Se graduaron juntos, el mayor nunca volvió a ver a sus padres por elección propia, ni siquiera cuando su mamá le rogó que la ayudara como lo había hecho, porque sabía que volvería con su padre tarde o temprano (no se equivocaba). Sin embargo, sí veía constantemente a sus hermanos, les daba dinero para la escuela y sus gastos. Además, a veces se quedaban con él a dormir por unos días.

Nunca se casaron, pero sí adoptaron tres perros juntos. Todos de algún lugar en la calle.

Eran muy felices con su vida sencilla y su relación sin hacer caso a los estereotipos de la sociedad ni a los comentarios maliciosos.

FIN

The FemboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora