The Femboy

Complicado

Entre más se acercaba a su casa más pánico le inundaba. Sus labios estaban casi sangrando de tanto que los había mordido en un estúpido intento de calmar sus nervios; es que se había ganado un problema al escapar de su casa y no volver antes del amanecer. Por lo general cuando se quedaba con su novio volvía mucho antes de que su familia despertara, pero eran casi las once de la mañana en ese momento, estaba muy seguro de que en cuanto cruzara esa puerta iba a firmar su sentencia.

Faltaban ya dos cuadras para llegar y San sentía que iba a desmayarse o en el peor de los casos, morir de un infarto de lo agitada que estaba su respiración. Las pocas personas en su vecindario lo miraban con rareza, pocas veces demostraba un comportamiento tan errático, pero a pesar de eso algunos intuían la situación en su casa, eran bastante obvios los gritos y el sonido de cosas quebrándose como para no darse una idea.

Cuando finalmente estuvo parado frente a la puerta principal se sintió del tamaño de una hormiga, incluso pensó en la posibilidad de dar la vuelta y salir corriendo para volver con Wooyoung, porque allá estaría seguro, entonces pensó en su mamá, pensó en sus hermanos e inmediatamente cualquier plan de huida se evaporó de su mente. Sí, sabía que él no podía hacer nada para mejorar lo que sucedía, pero se sentiría muy culpable si se iba como si nada y los abandonaba a los tres.

Como pudo reunió el valor para tocar la puerta porque no traía llaves; estúpido sería entrar por la ventana cuando ya deben saber que no está en la casa, pues su padre siempre solía entrar dando tumbos para gritarle que se levantara a las siete en punto sin importar que fuera fin de semana. Tomó un par de respiraciones profundas en cuanto escuchó los pasos de su madre acercándose (era mucho mejor que su padre, por lo menos). La puerta se abrió un poco con el rechinido de siempre y su madre lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.

— ¿Dónde estabas cariño? ¡Entra rápido! — la señora Choi se hizo a un lado, él entró enseguida temiendo por su vida y esperando que su padre no estuviera, aunque eso fuera una esperanza infantil.

— Mami, estaba haciendo un proyecto de la universidad. Tenía que ser anoche porque mis compañeros no tenían tiempo otro día — era experto para inventar mentiras creíbles, después de todo, de eso dependieron su infancia y su vida completas.

Su madre lo miró con una sonrisa tranquila, era muy lindo lo mucho que ella confiaba en él, se sentía un poco mal por no poder decirle la verdad, pero sabía que si lo hacía la conversación se iba a extender muchísimo más, ella lo miraría con desconcierto.

— Siempre tan aplicado, estoy orgullosa de ti — le dio un beso en la mejilla — le dije a tu padre que habías salido temprano a entrenar y él tuvo que irse por una cosa del trabajo, así que no te preocupes — le guiñó un ojo sonriéndole.

— Gracias mami, eres la mejor — la abrazó.

— No te preocupes, sube a ayudar a tus hermanos con su tarea antes de que él vuelva por favor.

Si de algo tenía seguridad, es que siempre podría contar con esa mujer.

Después de todo ella le había dado la vida.

Mientras tanto, Wooyoung estaba meditando qué hacer, sabía que San solía ser muy cerrado en cuanto a su vida privada, que le costaba hablar de su familia y que debía comprenderlo, no debía presionarlo sino confortarlo. Eso era lo que se había limitado a hacer hasta ese momento (sin contar las veces en las que le había pedido que se mudara con él), pero sentía que la situación se le estaba yendo a su novio de las manos; casi había tenido un ataque de pánico hace unas horas, eso lo preocupaba muchísimo porque nunca lo había visto tan inestable.

No creía que San reaccionara así por una simple discusión con alguno de sus padres, algo más debía ocurrir. Solía hacerse el ciego cuando alguna que otra vez observaba un moretón o una cicatriz desgastada en el cuerpo ajeno, esperaba que cuando estuviese listo él mismo le contara lo que sucedía, pero ya no creía que fuera hacerlo.

Tenía que hacer algo, tenía que hablar seriamente con él.