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-Mamá, quiero hablar contigo de una cosa... -Dije entrando al salón donde mi madre estaba sentada con sus gafas bajadas del puente de su nariz mientras leía un libro.

-Dime, Becky. -Se acomodó de nuevo las gafas y yo solo me senté en el sillón, al lado de ella. -Aproveché que mi padre y mi hermanito habían ido a comprar algunas cosas que faltaban en la decoración navideña para tratar el tema.

-Quiero... Quiero cambiar de colegio. Yo... no... no me siento a gusto allí. -Miré mis manos, nerviosa.

-Oh, ¿por qué? Allí está Irin, Becky... Han estado juntas desde preescolar y...

-Y ahora ya no somos amigas. Estoy... sola. ¿Por favor? -Frunci un poco mi ceja haciendo un mínimo puchero, ella me miraba a los ojos.

-¿Te siguen molestando allí?

Asentí sin decir mucho más, solo bajé un poco la mirada suspirando mientras me relamía los labios para que no estuviesen resecos.

-Lo hablaré con tu padre, ¿está bien? No quiero que uno de mis tesoros más preciados sufra.

-Gracias, mamá... -Tragué saliva y al ponerme en pie, mi madre cogió mi mano, acarició mis dedos y yo la miré, ella tenía una sonrisa triste en sus labios.

-Sé que últimamente estás poniendo más de tu parte para mejorar... pero no te rindas,
¿vale, cariño? Esto solo lo puedes hacer tú.

Sonreí mirándola y asentí de forma leve, me agaché un poco dejando un beso en la mejilla de mi madre y subí a mi habitación, encontrándome al pequeño Bonbon revuelto entre los cojines de mi cama, reí de forma leve y me lancé a la cama para comenzar a jugar con él.
Con mis manos lo confundía y él mordía al aire, nunca me mordía a mí, solo jugaba conmigo, hasta que una vez se quedó tumbado mirándome atentamente. Con los dedos acaricié su pronunciada frentecita y sonreí de nuevo.

-Eres muy bonito, ¿sabías? - Arrugué la nariz con un aire divertido, me sentía bien después de las palabras de mi madre, bien de verdad. -Ahora voy a pintar un poco, tú tienes que quedarte aquí, ¿vale? No quiero que te ensucies las patitas porque si no la abuela te regañará por dejar la casa llena de huellas...

Con la bata llena de pintura puesta, los cascos en mis oídos y la música a tope, me puse a hacer un boceto en el lienzo en blanco que tenía delante, había soñado una cosa y
quería plasmarla, era todo muy colorido e irreal, así que me llevaría bastante tiempo
terminar aquella pintura que apenas estaba empezando.

                                                         *********************

Los pasos que iba dando por la calle hacían eco, se escuchaban sirenas de policías muy lejanas, el trafico de la avenida principal, tanta gente distinta, tantas luces y colores en los edicios... Necesitaba llegar al apartamento de Sarocha, pero con tanta gente solo sentía el agobio y la ansiedad intentando hacerse paso en mi estado de ánimo.

Becky, no te pierdas, no te pierdas, no te pierdas... Espera, i¿Dónde estoy?!
Giré sobre mis propios pies, solo veía a gente pasar por mi lado, no me miraban, tampoco les veía que les importase mucho con quién iban a chocarse o con quién no, solo caminaban, caminaban y caminaban.
Necesitaba ayuda, estaba totalmente desorientada en aquella gran avenida, queria pedir auxilio a alguien, pero la voz sencillamente no salía, la gente pasaba, indiferente, hasta que sentí un fuerte empuje hacia adelante que me hizo caer de rodillas.

-Oh, joder, mierda, mierda... Lo siento... Lo siento tanto, déjame ayudarte... -Me levanté rápidamente, dejando a esa persona sin la oportunidad de ayudarme. Mi cuerpo temblaba, me sacudí el polvo que había en mis rodillas y su mano se posó en mi hombro.

CAOS/ FREENBECKY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora