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-¿Qué... q-qué haces aquí? - Dije aún algo sobresaltada de su inesperada visita, ella solo sonrió y me tendió la hermosa rosa.

-Venía a hacerte una visita... He estado todo el día trabajando y... Ya sabes, me gusta verte. - Una mínima sonrisa salió de mis labios, entonces me di cuenta que estaba desnuda de cintura para abajo a pesar de mi ropa interior.

-Oh, dios. -Corrí hacia mi habitación cerrando la puerta del estudio, dejé a Sarocha allí dentro mientras me ponía unos pantalones de pijama. Ella ahora abrió la puerta, teniendo la rosa que ha traído en una jarra con agua, ahora la puso sobre el escritorio y me miró.

-¿Sigues enfadada conmigo? - Ladeó la cabeza y yo hice lo mismo inconscientemente.

-No... no estoy... enfadada. -Fruncí el ceño un poco, ella hizo un mohín con los labios y luego sonrió.

-¿Puedo abrazarte entonces?

-No. -Dije firmemente mirando al suelo cruzándome de brazos, suspiré y caminé hasta el escritorio observando la rosa, detallando los pétalos con mi mirada, luego, acaricíé
los pétalos del centro a la zona exterior.

-Becbec... Por favor, déjame abrazarte. -Suspiré de nuevo y dirigí la mirada directamente a su rostro, era increíble cómo ella siempre me daba confianza para mirarla a los ojos.

Caminé hasta ella y con mis manos despegué sus brazos del tronco, los empujé un poco para que me envolvieran.

En unos segundos estábamos las dos abrazadas, yo con mi rostro escondido en su cuello, ella acariciando mi pelo lentamente. Aquellos momentos eran mágicos, eran... irreales. Los mechones de mi pelo se deslizaban entre sus dedos, y yo me apretaba más a su cuerpo.

-Van a cambiarme... van a cambiarme de colegio. -Dije en un murmuro y ella se estremeció porque sin querer rocé la nariz con la piel de su cuello, le haría cosquillas seguro.

-¿De verdad? Eso es una muy buena noticia... Dió un beso en mi sien y entonces aparté mi rostro de su cuello para terminar separándome del todo de ella.

-El lunes empiezo... En otra escuela. -Tiré de las mangas de la sudadera hacia abajo, quería ocultarme esa zona porque si la veía Sarocha ahora se enfadaría conmigo... Me daba
verguenza ser así.

-¿Qué escondes? - Su voz seria me sobresaltó, y al darme cuenta, ella estaba mirando
mis mangas.

-Hace... frío. - Carraspeé dando pasos hacia atrás y Sarocha rápidamente tomó mi brazo alzando la manga, dejando a ver los múltiples cortes en mí antebrazo. A medida que ella iba viendo, sus labios formaron una "o".

-Becky... Becky, joder. -Soltó mi brazo con violencia, sus ojos estaban cristalizados y algo rojos, estaba realmente dolida.

-L-lo siento, Sarocha... Lo siento... Yo... Intenté poner la mano en su hombre pero la apartó de un golpe que dolió, pero no físicamente, sino mentalmente.

-No quiero perder a nadie más. Esto no va conmigo, Becky... esto no va conmigo más. Lo siento, yo...

-Te vas a ir... Susurré con una lágrima cayendo por mí mejilla, mientras ella caminaba en círculos por la habitación, sus manos apretaban las raíces de su pelo, estaba visiblemente nerviosa.

-Escúchame, yo no quiero estar metida en esto, tienes que madurar de una vez, Becky, madura, joder. -Dijo con un tono tan duro en su voz que creí que esa no era ella, esa no era la chica que me había llevado al puerto, no era quien me había llevado a patinar sobre hielo, no era la chica que me salvó en la piscina...

-Vete. -Con la mirada en el suelo susurré aquello, entonces sentí que Sarocha caminaba hacia el balcón rápidamente, como si estuviese ansiosa por dejar aquella habitación, y realmente lo comprendía, ¿quién iba a querer estar con alguien como yo?

CAOS/ FREENBECKY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora