El amanecer tiñó el cielo de tonos dorados, disipando las sombras que habían envuelto la ciudad durante la noche. Bastián Luc contemplaba su obra terminada con una mezcla de asombro y temor. El retrato en el lienzo era un reflejo crudo de su propia alma, desnuda ante sus propios ojos.
Con paso vacilante, Bastián se acercó al espejo, donde su imagen se reflejaba junto a la del retrato. La dualidad de su ser se manifestaba con una claridad sorprendente, como si el espejo fuera un juez implacable de su propia conciencia. En ese instante, comprendió que no podía huir más de la verdad que había evitado durante tanto tiempo.
La ciudad despertaba lentamente a su alrededor, ajena al drama interno que se desarrollaba en el estudio del pintor. Bastián sabía que debía enfrentar las consecuencias de sus acciones, que no podía seguir escondiéndose detrás de máscaras y mentiras. Era hora de confrontar su pasado, de aceptar su culpa y buscar la redención que tanto anhelaba.
Con determinación, Bastián salió de su estudio y se dirigió hacia el centro de la ciudad, donde el mundo esperaba su juicio. Las luces parpadeantes y los murmullos de la vida cotidiana le recordaban que no podía seguir huyendo de sí mismo. Era el momento de enfrentar la verdad, de dejar atrás las sombras que lo habían atormentado durante tanto tiempo.
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El Pintor.
Misterio / SuspensoMuerte, arte, asesinato y policias, son las pautas que describen este libro.