2. Oscuridad.

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Raven

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Raven.

Oscuridad.. de nuevo, era lo único que mis ojos lograban ver.

Es Hora.

No importaba cuanto miraba, era lo único que mis ojos lograban captar.

Es Hora.

Una pequeña luz emergió y con eso una niña rubia.

Es Hora.

-ES HORA RAVEN DESPIERTA —Abrí los ojos al escuchar el grito de mi hermano en mi oído.

-Cierra la boca por un demonio —Me levanté molesta mirando a mi hermano menor a un lado de la cama —Que diablos se te ofrece?

-Mamá dice que es hora del viaje o llegarás tarde Raven.

Me froto la mano por la cara.

-Se me olvidó que hoy me voy a la universidad, dile a mamá que ya bajo —Mi hermano asintió y salió corriendo del cuarto cuando mamá lo llamo.

Fui al baño para empezar a arreglarme mientras pensaba en el sueño.

Otra vez la misma niña.

Desde que tengo uso de razón esa misma niña aparece en mis sueños, cómo si tuviera algún significado, pero siempre antes de poder tocarla la oscuridad nos separa.

Y por extraño que parezca... No me da miedo, la oscuridad para mi es muy agradable me siento en paz como si perteneciera a ella.

Cómo si estuviese en casa.

Al cabo de unos minutos salgo del baño ya cambiada de ropa, y me paro delante del espejo para empezar a peinarme.

Mi cabello negro como el carbón me llegaba hasta la altura de los hombros, soy de piel muy pálida, no tengo ni un lunar o cualquier mancha, muchos en el instituto me llamaban "Muñeca del demonio" por mi piel de porcelana y mis ojos tan negros incluso más que mi cabello, haciendo difícil la tarea de poder diferenciar las pupilas.

Termino de arreglarme y tomo mis cosas para salir.

-Vas tarde Raven —Escucho decir a mi papá y ruedo los ojos.

-No voy a ver clases, simplemente es la estúpida bienvenida a nadie le importa si voy tarde papá —Exclamé mientras caminaba a la cocina para servirme un poco de jugo.

Mi mamá entro minutos después con la misma sonrisa de siempre.

-Llegó el gran día por fin vas a la universidad.

-Justicia Divina —Escuché decir a mi hermano con una sonrisa dramático.

-No seas así con tu hermana — Mamá lo regaño, la vi mantener su distancia conmigo. Es increíble que ni siquiera hoy que es mi día, ella es capaz de abrazarme.

Las Descendientes Del Sol Y La Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora