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❝X. Union ❞
¿Nunca has perdido la inspiración? ¿Nunca sentiste que cada cosa que hacías era insuficiente? ¿Que no llegarías a satisfacer a todos aquellos que te conocían?
Midorima Shintarō es una de esas personas, una de esas personas que se esfuerza día a día en el entrenamiento, pero lo hace parecer tan fácil para no decepcionar a nadie de las altas expectativas de el por ser miembro ilustre de Kiseki.
Pero ha llegado un momento en el que se harto de fingir alguien perfecto, alguien que no es el. El se cansó y se cansó totalmente a verla a ella frente a el, tan ella...
Sus ojos celestes brillantes que lo cautivaban y no le permitían apartar la mirada. Midorima podría estar horas y horas observando sus integrantes ojos celestes profundos como el mismísimo cielo. Su sonrisa y aquel tono rosáceo que tomaban sus mejillas cuando se esforzaba demás o cuando se avergonzaba, a pesar de que ella se avergonzaba por muy pocas cosas.
El amaba cada cosa de ella, el podía decir con seguridad que solo amaba cuatro cosas en el mundo: Su familia, Kuroko, Oha Asa y el básquetbol.
Eran su vida y el no podría vivir sin ninguno. A pesar de que tuvo que vivir unos meses lejos de Kuroko, supo que si seguía jugando básquetbol la vería por lo menos una vez y eso le dio la esperanza suficiente para seguir esforzándose en ser una persona que no era.
Había un momento donde el podía ser el mismo y era cuando estaba con Kuroko. Podía soltarse por qué sabía que ella jamás le juzgaría. Por eso sabía que no se arrepentiría de la decisión que tomo.
Besar a Tetsuna era una de las cosas que mas se privó y una de las mayores prohibiciones que el mismo se implantó ese año, pero al verla frente a el, tan hermosa y preciosa...
Solo pudo saber que no le importaba ni el trato con Akashi ni el trato consigo mismo. Solo supo que volvería a su casa cuando probará aquellos labios rosáceos que ahora saboreaba suavemente.
Al principio ella se resistió pero poco a poco dejo caer el peso de su rostro en la mano libre que Midorima posicionó en su mejilla, y se dejó caer en el momento, se dejo disfrutar de aquellas suaves caricias que Midorima dejo en su muñeca antes de soltarla y llevarla suavemente a su nuca para acercarla lo mas posible a el.
Abrió su boca para permitir el acceso a la lengua ansiosa del peliverde que quería explorar aquella cavidad vocal, quería asegurarse que todo estaba igual. Si no fuese por el aire que respiraban obligatoriamente para sobrevivir, ambos hubieran estado mucho más tiempo compartiendo se saliva salvajemente.
—Shintarō... —Ella jadeó y el sonrió suavemente al sentir como su respiración agitada no se detenía, si no que aumentaba. Ella llevó sus manos a él cuello de el para abrazarlo, y el rodeo su cintura con sus antebrazos, acercándola a el, apoyo su frente en la boca del estómago de la fémina. —... Yo... —Sollozo y el solamente pudo alejar uno de sus brazos, y dirigirlo hacia arriba para tomarla de la mejilla, la cual estaba húmeda por sus lágrimas. —Lo siento es que... —Balbuceó pero el solo sonrió suavemente limpiando sus lágrimas con paciencia.
