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|| PART TWO ||

...

   Y Kate también se dejó caer. Frío, aire húmedo mientras caía, caía, caía y...

¡PAF!

 Aterrizó en algo mullido, con un ruido suave y extraño. Se incorporó y miró alrededor, con ojos desacostumbrados a la penumbra. Parecía que estaba sentada sobre una especie de planta.

— ¡Todo bien! —gritó Harry al cuadradito de luz del tamaño de un sello, que era la abertura de la trampilla—. ¡Fue un aterrizaje suave, puedes saltar!—  Ron lo siguió de inmediato. Aterrizó al lado de Harry

— ¿Qué es esta cosa? —fueron sus primeras palabras.—No sé, alguna clase de planta. Supongo que está aquí para detener la caída. ¡Vamos, Hermione! La música lejana se detuvo. Se oyó un fuerte ladrido, pero Hermione ya había saltado. Cayó al otro lado de Harry.

— Debemos de estar a kilómetros debajo del colegio —dijo la niña.—Me alegro de que esta planta esté aquí —dijo Ron.

— ¿Te alegras? —gritó Kate. 

— ¡Mirense!— Hermione saltó y chocó contra una pared húmeda. Tuvo que luchar porque, en el momento en que cayó, la planta comenzó a extenderse como una serpiente para sujetarle los tobillos. Harry, Kate y Ron, mientras tanto, ya tenían las piernas totalmente cubiertas, sin que se hubieran dado cuenta. Hermione pudo liberarse antes de que la planta la atrapara. En aquel momento miraba horrorizada, mientras los chicos luchaban para quitarse la planta de encima, pero mientras más luchaban, la planta los envolvía con más rapidez.

— ¡Dejen de moverse! —ordenó Hermione—. Sé lo que es esto. ¡Es Lazo del Diablo!

— Oh, me alegro mucho de saber cómo se llama, es de gran ayuda —gruñó Ron, tratando de evitar que la planta trepara por su cuello.

— ¡Calla, estoy tratando de recordar cómo matarla! —dijo Hermione.

— ¡Bueno, date prisa, no puedo respirar! —jadeó Harry, mientras la plantale oprimía el pecho.—Lazo del Diablo, Lazo del Diablo... ¿Qué dijo la profesora Sprout?... Le gusta la oscuridad y la humedad...

— ¡Entonces enciende un fuego! —dijo Harry. Kate ya no respiraba.

— Sí... por supuesto... ¡pero no tengo madera! —gimió Hermione, retorciéndose las manos.

— ¿TE HAS VUELTO LOCA? —preguntó Ron—. ¿ERES UNA BRUJA O NO?

— ¡Oh, de acuerdo! —dijo Hermione. Agitó su varita, murmuró algo y envió a la planta unas llamas azules como las que había utilizado con Snape. Ensegundos, los dos muchachos sintieron que se aflojaban las ligaduras, mientras la planta se retiraba a causa de la luz y el calor. Retorciéndose y alejándose, Kate pudo respirar nuevamente. La planta se desprendió de sus cuerpos y pudieron moverse.

— Me alegro de que hayas aprendido bien Herbología, Hermione —dijo Harry, mientras se  acercaba a la pared, secándose el sudor de la cara.

—Sí —dijo Ron—, y yo me alegro de que Harry no pierda la cabeza en las crisis. Porque eso de «no tengo madera»... francamente...

— Y yo me alegro de poder respirar—  bromeó Kate. 

— Por aquí —dijo Harry, señalando un pasadizo de piedra que era el único camino. Lo único que podían oír, además de sus pasos, era el goteo del agua en las paredes. El pasadizo bajaba oblicuamente y Kate se acordó de Gringotts. Con un desagradable sobresalto, recordó a los dragones que decían que custodiaban las cámaras, en el banco de los magos. Si encontraban un dragón, un dragón más grande... Con Norberto ya habían tenido suficiente...

𝓓ayligth || 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora