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|| GILDEROY LOCKHART ||

|| GILDEROY LOCKHART ||

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...

Al día siguiente, sin embargo, Harry apenas sonrió ni una vez. Las cosas fueron de malen peor desde el desayuno en el Gran Salón. Bajo el techo encantado, que aquel día estaba de un triste color gris, las cuatro grandes mesas correspondientes a las cuatro casas estaban repletas de soperas con gachas de avena, fuentes de arenques ahumados, montones de tostadas y platos con huevos y beicon. 

 Harry y Ron se sentaron en la mesa de Gryffindor junto a Hermione, que tenía su ejemplar de Viajes con los vampiros abierto y apoyado contra una taza de leche. La frialdad con que ella dijo «buenos días», hizo pensar a Harry que todavía les reprochaba la manera en que habían llegado al colegio. Kate todavía estaba resignada a dirjirles la palabra. Neville Longbottom, por el contrario, les saludó alegremente. Neville era un muchacho de cara redonda, propenso a los accidentes, y era la persona con peor memoria de entre todas las que Harry había conocido nunca.

— El correo llegará en cualquier momento —comentó una chica de rostro sonrosado.

—... supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado— dijo Neville. Efectivamente, Harry acababa de empezar sus gachas de avena cuando un centenar de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud. Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después,una cosa gris cayó sobre la taza de Hermione, salpicándolos a todos de leche y plumas.

— ¡Santo Merlín!— gritó Kate, quitandose una pluma con leche del pelo.

— ¡Errol! —dijo Ron, sacando por las patas a la empapada lechuza. Errol se desplomó, sin sentido, sobre la mesa, con las patas hacia arriba y un sobre rojo y mojado en el pico.— ¡No. ..! —exclamó Ron.

— No te preocupes, no está muerto —dijo Hermione, tocando a Errol con la punta del dedo.

— No es por eso... sino por esto.

 Ron señalaba el sobre rojo. A Harry no le parecía que tuviera nada de particular, pero Ron y Neville lo miraban como si pudiera estallar en cualquier momento.

— ¡Fascinante!— dijo Kate, observando al sobre como si fuera de oro.

— ¿Qué pasa? —preguntó Harry.

— Me han enviado un vociferador —dijo Ron con un hilo de voz.

— Será mejor que lo abras, Ron —dijo Neville, en un tímido susurro—. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... — tragó saliva— fue horrible.

Harry contempló los rostros aterrorizados y luego el sobre rojo.

— ¿Qué es un vociferador? —dijo.

𝓓ayligth || 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora