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|| THE BURROW ||

|| THE BURROW ||

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...

— ¡Ron! —exclamó Harry, encaramándose a la ventana y abriéndola para poder hablar con él a través de la reja

— Ron, ¿cómo has logrado...? ¿Qué...? 

 Kate se quedó boquiabierta al darse cuenta de lo que veía. Ron sacaba la cabeza por la ventanilla trasera de un viejo coche de color azul turquesa que estaba detenido ¡ni más ni menos que en el aire! Sonriendo a Harry y Kate desde los asientos delanteros, estaban Fred y George, los hermanos gemelos de Ron, que eran mayores que él.

— ¿Todo bien, Harry, Kitty Cat?

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Ron—. ¿Por qué no han contestado a mis cartas? Les he pedido unas doce veces que vinieras a mi casa a pasar unos días, y luego mi padre vino un día diciendo que les habían enviado un apercibimiento oficial por utilizar lamagia de lante de los muggles.

— No fuimos nosotros. 

— Pero ¿cómo se enteró?

— Trabaja en el Ministerio —contestó Ron—. Saben que no podemos hacer ningúnconjuro fuera del colegio.

— ¡Tiene gracia que tú me lo digas! —repuso Kate, echando un vistazo al coche flotante.

— ¡Esto no cuenta! —explicó Ron—. Sólo lo hemos cogido prestado. Es de mi padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con los que vives...

— No hemos sido nosotros, ya te lo he dicho..., pero es demasiado largo para explicarlo ahora. Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley me tienen encerrado y que no podremos volver al colegio, y está claro que no podemos utilizar la magia para escapar de aquí, porque el ministro pensaría que es la segunda vez que utilizo conjuros en tres días, deforma que...

— Deja de decir tonterías —dijo Ron—. Hemos venido para llevarlos a casa con nosotros.

— Pero tampoco ustedes pueden utilizar la magia para sacarnos...

— No la necesitamos —repuso Ron, señalando con la cabeza hacia los asientos delanteros y sonriendo—. Recuerda a quién he traído conmigo.

— Ata esto a la reja —dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda.

— Si los Dursley se despiertan, nos matan —comentó Harry, atando la soga a uno de los barrotes. Fred aceleró el coche.

— No se preocupen —dijo Fred— y apártense. Harry se retiró al fondo de la habitación, donde estaba Hedwig, que parecía habe rcomprendido que la situación era delicada y se mantenía inmóvil y en silencio. El coche aceleró más y más, y de pronto, con un sonoro crujido, la reja se desprendió limpiamente de la ventana mientras el coche salía volando hacia el cielo. Harry y Kate corrieron a la ventana y vieron que la reja había quedado colgando a sólo un metro del suelo. Entonces Ron fue recogiendo la cuerda hasta que tuvo la reja dentro del coche. 

𝓓ayligth || 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora