𝟕𝟏

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su cabeza de apoyo en el brazo de su novio solo para sentir la ajena sobre su cabeza, ambos terminaron de brazos cruzados mientras esperaban la última conexión del vuelo a montevideo, saliendo directo de los ángeles.

en el pasillo de aquella zona de primera clase, enzo acomodó su mochila en el maletero y no pudo evitar soltar una risita.

—— tenés los pelitos locos hoy. —— habló desde su asiento con el mayor aún parado, un mechón del cabello uruguayo estaba sobre su frente y flotando de alguna manera. —— pelo en pausa encima.

—— no decís lo mismo cuando me lo agarras. —— este se había inclinado lo suficiente a ella para ser la única que lo escuchara.

sus ojos azules rodaron y cruzó sus piernas, suspirando.

—— suerte la mía, hay que ir al baño. —– susurró ahora ella para él y su mano viajo directo al mechón ajeno acomodandolo apenas antes de que tomara asiento a su lado.

—— chiquita. —— su tono de voz había cambiado y ella no pudo evitar soltar una risita. —— nos están grabando para allá.

ante la noticia esta no la tomo por sorpresa, era lo más normal que podía pasar.

—— te están grabando a vos, a mí no. —— le recordó y busco su mano. —— movie star.

la risa de enzo se escuchó para ella y algunos más, sus cuerpos se acomodaron entre los asientos, la mano de enzo terminó por pasar de su muslo a sus hombros y el viaje no fue tan cansador como los anteriores, quizás era porque iban a casa.

las valijas quedaron en la entrada de aquel departamento, sus pies descalzos tocaron el piso amaderado y ambos cuerpos fueron directo al baño con destino a la ducha; su cabello húmedo tocó la almohada que era suya desde hacía tiempo y ese lado de la cama también al igual que en buenos aires.

la tarde del día paso diferente, sus manos dejaron caricias y mimos sobre la espalda del mayor que subieron a su cabello y cerca de las seis estaban sentados sobre el sofá, la brisa suave sobre montevideo todavía persistía a pesar del fin del verano y la anuncia de tormentas y lluvias de corrido también.

—— tenés que enseñarme a hacer café. —— se estiró dejando la taza sobre la mesita ratona frente a ellos y dándole la última mordida a la tarta dulce.

—— tenés que dejar de consumir los instantáneos, chiquita. —— la primera condición hizo que soltara un suspiro. —— llevamos meses y todavía no pude hacerte dejar ese frasquito de torrado. vení.

su llamado hizo que se acercará y el pulgar del mayor paso por su labio superior y la comisura de sus labios, quitando el exceso de aquel dulce de frutos rojos. —— linda.

el beso se instaló en su nariz y negó, tomando una pequeña distancia.

—— soy adicta al torrado, me encanta el azúcar quemado. —— admitió, sabia que iba a molestarle.

—— me lastimás los oídos.

—— es mi único defecto. —— y justo después besos por parte del mayor atacaron sus labios.

sentada sobre el regazo de este, vió pasar la página del libro y entre el silencio cómodo, las caricias iban y venían hasta que se separó de él para ir a la cocina.

—— ¿te gustaron los bombones? —— enzo adivinó de aquel gusto que estaba teniendo hace días, podía culpar a la lluvia pero el antojo de algo dulce podía con ella.

—— mhm. —— asintió separando aquel chocolate para llevar una parte a su boca y volver al sofá, a su lado. —— voy a comprar tres cajitas antes de volver.

—— ¿tres? —— los marrones se levantaron de la página que estaba leyendo y se encontraron con ella. —— cinco.

—— ¿qué me estás queriendo decir? —— con una sonrisa sobre sus labios alzó una de sus cejas.

—— llevas cuatro días de atraso, mi amor. —— el comentario automáticamente desvaneció su sonrisa.

—— mentira. —— con el chocolate en una de sus manos, la libre buscó su celular y entró en la aplicación de confianza, iba por cinco días completos.

—— debe ser un cambio de ciclo. —— comentó este. —— por eso del antojo de dulces.

asintió y mordió su labio inferior, recostó su cabeza en el hombro ajeno otra vez y los días pasaron para ella entre estrés y preocupación hasta que por fin aquella mancha roja apareció.
parada detrás de él, beso el medio de su espalda y se acomodó a su lado después.

—— ¿vamos a ir hoy? —— la pregunta llegó y no dudo en confirmar.

—— vamos a ir a ver a tu primer amor. —— murmuró y miró como el cuchillo pasaba cortando el tomate con facilidad.

—— no te pongas celosa. —— el tono burlón le hizo soltar una risita.

—— voy a intentar.

cerca de las ocho de la noche salieron hacia el teatro solís, quedándose maravilla por la estructura y aún más por la escena que habían preparado, pasando a los bastidores para conocer a los actores que al final de la noche se quedaron más que agradecidos por la visita del actor.
sin embargo la salida fue movida, la tranquilidad que manejaban los uruguayos al acercarse para pedir una foto o un simple abrazo era casi en son de paz y ella había hecho de fotógrafa la mayoría del tiempo.

—— un gusto, gracias por venir. gracias por apoyar al teatro nacional, es muy importante para mí, para la cultura, para los chicos que hicieron un trabajo excelente ahí arriba. —— enzo estaba con los ojos brillosos y la sonrisa adornaba todo su rostro, su mano sobre su pecho mirando a la multitud. —— y me encantaría quedarme pero tengo otro compromiso, muchas gracias a todos, gracias.

y con una pequeña inclinación hacia ellos se hicieron ambos paso hacia la salida, subiendo al auto de los padres de enzo que esperaban pacientes a pesar de los minutos y así transcurrir para ella una de las noches más lindas que podía llevarse de montevideo.

—— buen día. —— escuchó la voz ronca a su lado y suspiró, todavía estaba adormilada y en aquel trance de despertar.

días habían pasado, podía decir que para ella Uruguay cada vez se hacia más familiar y esta vez ella era la causante de atrasar el regreso a buenos aires.

—— no me digas nada. —— su mano subió para correr el mechón que cruzaba por su cuello solo para hacerlo hacia atrás sabiendo que terminaría en el rostro de muchacho detrás suyo.

—— es una buena manera de despertar esta. —— la risa de enzo se escuchó suave y no pudo evitar sonreír.

—— vamos a quedarnos unos días más, dale. —— su cuerpo había girado para encontrarse con él, pasando su pierna sobre el cuerpo ajeno quedando enroscados y cerca.

—— tenemos que volver, mi amor. —— enzo susurró en sus labios y besó su puchero.

—— pero no quiero.

—— en otro momento te hubiera dicho que si pero tenemos que hacer la mudanza. —— le recordó. —— ¿no querés vivir conmigo? porque yo me muero por vivir con vos.

pequeño detalle: enzo le había pedido oficialmente convivir y desde aquel dia este de había encargado de organizar la mudanza desde ahí.

—— me muero por vivir con vos, voy a tener cafecito asegurado todas las mañanas. —— susurró y dejo un beso corto sobre la punta de la nariz ajena antes de separarse y ser otra vez en pocos segundos devuelta a la cama.

—— pero podemos quedarnos un rato más en la cama.

enzo pegó sus labios a su cuello y el día terminaba con ambos adentro de aquel avión directo a la ciudad de la furia.

sentimentalmente nuestro por ahora.

𝒒𝒖𝒆𝒓𝒆𝒎𝒆. - 𝙚𝙣𝙯𝙤 𝙫𝙤𝙜𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora