Paz y tranq... Fastidio, mucho fastidio.

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Luego de tomar una ducha y merendar algo, tomé mi libreto y comencé a repasar mis lineas del tercer acto. Tenía ensayo un rato después, así que solo las repasé una vez.
Preparé la mochila y me despedí para irme. Sebastian me acompañó, y como no quería hablar con él me puse mis auriculares/audífonos y a escuchar música en mi celular; el cual por cierto tiene nombre y se llama Finny.
Al llegar presenté a Sebastian con el elenco y Laura; nuesyra directora, y minutos después hicimos calentamiento y comenzamos a ensayar...

Después de ese ensayo me sentía bastante cansada. El camino a casa fue algo incómodo, ya que siempre volvía con Laura porque vive al otro lado de la manzana, y ahora Sebastian estaba con nosotras y hablaba menos que un mudo dormido.
-Bueno, hasta el viernes.- se despidió Laura al llegar a la calle de su casa.
-¡Hasta el viernes!- le respondimos Sebastian y yo.
Ahora estabamos solos él y yo... De nuevo.
Comencé a caminar hasta casa y Sebastian caminó a mi lado. Tenía sus manos en los bolsillos y me miraba de reojo.
-¿Qué estas viendo?- le pregunté.
-Nada, es solo que... Debo admitir que interpretar 3 personajes en una obra teatral habla muy bien de ti como actriz.- hizo una media sonrisa al terminar de decir aquello.
-Me alagas- le sonreí -, pero todavía soy actriz en formación, no una profesional.
-Lo sé, pero tienes talento para la actuación.
-Ser o no ser... Esa es la cuestión.- dije como si estuviera en el escenario.
Sebastian dejó salir una risa leve.
Continuamos caminando. Bajé la velocidad de mis pasos para disfrutar ese momento, y de pronto sentí que algo se refregaba contra mi pierna, ronroneaba y maullaba. Bajé la mirada para ver al gato del vecino.
-¡Hola amiguito!- dije al felino, agachándome para comenzar a acariciarlo.
Segundos después, Sebastian había hecho lo mismo y ambos acariciábamos al hermoso animal. Casi me da un ataque de risa cuándo Sebastian comenzó a decir "esponjosito, esponjosito".
-Vaya, parece que cierto demonio tiene un lado tierno...- le dije cuándo decidimos retomar nuestro camino.
-Bueno, es que me gustan los gatos y...
-Es igual que en el manga y el anime, ves un felino y de inmediato te conviertes en...- me acerqué a él para apretarle las mejillas -¡una ternurita~!
-N-no hagas eso...
-¿Quién es la criatura más tierna de toda la existencia?- lo ignoré y seguí -¡Así es, eres tú~!
-¡Y-ya basta!- me tomó las manos y me hizo retirarlas de su rostro, frunció leve el ceño, desvió la mirada y se ruborisó.
-Pff... ¡No puedo esperar para decirle a toda la clase mañana!
-¡Emilia!
Salí corriendo mientras soltaba una carcajada y entré a casa, seguida por Sebastian.

-¡LLEGAREMOS TARDEEEEE!- grité mientras salía corriendo de casa.
Por algún motivo no me desperté hasta 20 minutos después de que sonó la alarma de mi despertador y Sebastian no se interesó en despertarme, al igual que ahora no se interesaba en mover sus piernas rapidamente hasta la UTU.
-¡¿QUIERES MOVERTE?! ¡VAMOS TARDE Y HOY TENEMOS PRUEVA ESCRITA A PRIMERA HORA!
-Tranquila, son las 7:25 de la mañana, si gritas así despertarás a todos los vecinos.
-Bien, llega tarde tú solo.
Seguí corriendo hasta la UTU y llegué justo a las 7:30. Recuperé el aliento camino al salón de clases y cuándo di vuelta en el pasillo...
-¿Es broma, cierto?- le dije a Sebastian, quién estaba parado junto a la puerta del salón.
-No hay nadie.
-¿Qué? ¡¿Cómo que no hay nadie?!
Entré en el salón y estaba vacío. De inmediato tomé a Finny de mi bolsillo, abrí la aplicación de facebook y revisé el grupo de la clase, Agustina había publicado en el grupo a las 11 y media de la noche diciendo que la profesora de Matemáticas estaba enferma y no nos daría clases ese día, y como de costumbre, yo soy la última en enterarse... Al menos así lo creía hasta que Gregorio entró al salón.
-¿Dónde están todos?- me preguntó.
-Durmiendo en sus casas porque la profe no viene, está enferma.
-... ¿O sea que la primera vez en todo el año que "estudio" para un escrito y la profesora no viene?
-Exacto.
-Bueno... Podría irme a casa, pero como no tengo nada que hacer allá...- dijo mientras veía a Sebastian de reojo.
No le presté atención a sus evidentes celos y fui a sentarme en el primer banco que encontré. Inmediatamente me se sentaron cada uno a uno de mis costados. Gregorio se acercó más a mi, pegando nuestros bancos a la vez que miraba a Sebastian con muy mala cara, cosa a la que el demonio respondió haciendo lo mismo.
Me aguanté las ganas de soltar un suspiro y miré a la nada, intentando ignorar a ese par. Hubo unos largos minutos de silencio de los que apenas fui conciente debido a que me sumergí en mis pensamientos.
-Mili... Mili, cuentame algo- oí la voz de Gregorio, pero no respondí -... ¿Emilia, estás ahí?
Continué sin responder, mi mente estaba procesando material inspirador en ese momento y ya me estaba emocionando por lo que no quería desconcentrarme. Mis ojos seguramente estaban comenzando a brillar.
-Tierra llamando a Emilia, responde Emilia.- insistió Gregorio.
-¡Apartence, tengo que escribir y no los quiero encima!- solté mientras sacaba el primer cuaderno que encontré y la cartuchera de mi mochila.
Abrí la cartuchera, tomé la lapicera azúl y abrí el cuaderno en una hoja en blanco a la vez que esos dos se distanciaban un poco de mí. Comencé a escribir tan rápido como podía, lo cual me hacía acordarme de Light Yagami de Death Note (si fuera ambidiestra podría hasta participar en un concurso de cosplay de ese personaje). Al terminar tenía la letra para una canción ante mis ojos:

¿Crees que podemos vivir así
y que estaremos bien?
¿Crees que el aire tensandose
es más agradable cada vez?

Deberías quedarte al margen,
tal vez así pueda pensar.
Es tu voz el factor detonante
que obstruye mi realidad.

Actúo como si odiarte
fuera mi realidad,
pienso como si te odiase,
y te amo cada vez más...
No sé en qué dirección irá
mi vida si estás o te vas...

Pasar de las discuciones
y muestras de rivalidad
a alagos e interacciones
que me hacen quererte en verdad.

Dura muy poco la calma a decir verdad,
sin pelear no podemos estar,
y pasamos un tiempo antes de mostrar
el afecto y amabilidad.

Actúo como si odiarte
fuera mi realidad,
pienso como si te odiase,
y te amo cada vez más...
No sé en qué dirección irá
mi vida si estás o te vas...

Actúo como si odiarte
fuera mi realidad,
pienso como si te odiase,
y te amo cada vez más...
No sé en qué dirección irá
mi vida si estás o te vas...

Creo que el aire tenso nos sienta bien,
y me encanta que seas mi rival,
pero en algún momento te sonreiré
y contigo podré disfrutar.

Contemplé la letra un segundo, hasta que noté que Sebastian y Gregorio habían comenzado a acercarse de nuevo y cerré el cuaderno antes de que pudieran leer la canción.
-¿Qué hacen? No pueden leer esto, es muy complejo para que ustedes lo vean.- les dije.
Gregorio se quedó procesando mis palabras, Sebastian por otro lado, me vio con molestia.
-Bueno, no es demasiado complejo para ti, pero si intentas leerlo te haré lo de ayer.
-Ok...- desvió la mirada.
-¿Qué le hiciste ayer...?- me preguntó Gregorio.
-Definitivamente nada de lo que tu pervertida mente está imaginando.
-... Cualquiera podría malinterpretar esa frase, no me culpes por imaginarte como una posible violahombres...
Le dediqué mi más profundo desprecio en una simple mirada mientras imaginaba posibles formas de matarlo y no ir a prisión.
-... Yo en tu lugar ya estaría camino a Canadá.- le dijo Sebastian.
-Si valoras tu vida hazle caso.- añadí yo.

Apuesta de Terquedad [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora