Primer viaje a Colonia

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Poco después de haber dejado de aplicarle a Sebastian la Ley del Hielo, papá y mamá planificaron un viaje al departamento de Colonia.

El día antes de partir, preparé mi mochila mientras escuchaba canciones de El Cuarteto de Nos, una banda de Rock Uruguayo. Me encontraba cantando Invierno del 92 en nuestro dormitorio mientras Tama y Arish dormían sobre mí cama cuándo; justo en la parte del estribillo que dice "Alguien que de calor", Sebastian entró con el cabello mojado y alborotado, usando solo boxers y con una toalla de baño en la mano que colgó a los pies de la cucheta junto con la mía. Me sentí patética al quedarme mirándolo estupefacta de arriba abajo.

-¿Se te perdió algo?- me dijo sonriendo de forma burlona y seductora al ver mi reacción.

-A mí nada, pero a ti parece que se te perdió la ropa.- respondí como acto reflejo.

-Ja ja, muy graciosa...- dijo sarcásticamente.

Me hizo a un lado y pasó entre mí y la cucheta. Se sentó en su cama y comenzó a vestirse con ropa que se materializaba de la nada, pero que le quedaba tan bien... Yo no podía dejar de observarlo... Sus músculos, su espalda... Comenzaba a sentir mis hormonas volviéndose locas, deseaba clavarle mis uñas en aquella espalda ancha, en ese lomo tan sexy... Nuevamente me dirigió una mirada.

-¿Ahora qué estás mirando?- sonrió maliciosamente.

-... Eso que haces, lo de aparecer la ropa de la nada... ¿Es metafísica, cierto...?- pregunte al recordar un libro y disimulando lo que realmente me pasaba por la mente.

-Vaya, no creí que conocieras ese término.- me dijo algo interesado.

-Papá tiene un par de libros, una vez me prestó uno, pero ya no recuerdo mucho de lo que decía...- comenté antes de seguir con lo mío.

-Bueno, los demonios y algunos otros seres dominamos la metafísica.- me dijo.

-Ya veo... ¿Qué otros seres?

-Los demonios, ángeles, y también algunos vampiros y hasta un reducido número de humanos.

-¡¿Vampiros?! ¡¿O sea que sí existen?!- lo miré sorprendida.

-Tal vez... O tal vez solo bromeaba cuando los mencioné.-sonrió burlón.

-Ah...

Terminé de preparar mis cosas para ir a Colonia la mañana siguiente y luego fuimos a la cocina, yo a cenar y Sebastian a participar de las charlas familiares que se producen en la cena. Ultimamente le gustaba meterse en esas charlas en las que papá siempre explicaba alguna cosa y en algún momento terminaba tomando el lugar de papá en la conversación, lo cual resultaba algo molesto. A veces me pregunto si lo hace por molestar o porque intenta probar algo...

-Bueno, ¿como nos organizamos mañana?- preguntó papá.

-Los que tienen que arreglarse son Sebastian y Emilia.- le respondió mamá.

-¿De qué me perdí...?- pregunté.

-En la casa que alquilamos para el viaje hay un solo dormitorio con una cama matrimonial que ocuparemos tu madre y yo. Tambien hay una cucheta en la que van a dormir tus hermanos en el monoambiente. Ademas llevaremos un colchón inflable, pero es para una sola persona así que tendrán que ponerse de acuerdo para usarlo.

-Yo no necesito dormir, solo lo hago por placer. Que la señorita lo use.- dijo Sebastian, viendome con una sonrisa.

-¡Oh no, no dormiré tranquila sabiendo que estás dando vueltas despierto por la casa!- le dije.

-Bueno, supongo que pasarás sin dormir o tendremos que dormir juntos...

-¡! ¡Maldito pervertido!- le grité y él se limitó a reírse.

Al día siguiente salimos de viaje a las nueve de la mañana. Estaba lloviendo a cántaros y como no había suficiente espacio en la camioneta y mis hermanos querían ir sentados solos, no tuve más remedio que ir sentada en las piernas de Sebastian, con Tama y Arish en mi regazo y vigilando que Wanda se quedara todo el camino echada bajo el asiento. La primera hora y media de viaje fue tediosa, mis hermanos peleaban y se quejaban de que tenían sueño, y yo tenía que pasármela diciéndole a Sebastian que quitara sus manos de mi cintura.

-Manos fuera, ahora...- le dije cuando estabamos llegando a la capital (Montevideo), viendolo por encima del hombro.

-¿Qué harás si esta vez no las quito?- sonrió de forma pervertida.

-¡Mamá, papá!

-¿Es enserio? Creí que eras más madura que eso...- se burló.

Pero su burla no duraría mucho tiempo. Papá estacionó la camioneta y mamá me entregó la pistola con agua bendita que le pedí que guardara en la guantera. Le apunté al medio de la frente y mamá bajó de la camioneta para abrir la puerta del asiento trasero y luego volvió a subir en el asiento del acompañante. Hice que Sebastian se bajara a la ruta.

-Tendrás que hacer el resto del camino a pie.- le dije, aún apuntándole.

Acto seguido le cerré la puerta en la cara y papá volvió a conducir. Ya en la capital, papá estacionó y todos bajamos para ir a Burguer King a almorzar. En lo personal, me gustan tanto Mc Donalds como Burguer King, pero en ese momento solo me apetecía la Hamburguesa Napolitana de Burguer King.

Sebastian estaba parado al otro lado de la camioneta. Me dirigí a él cargando a Tama y Arish.

-Ten, cuidalos y deja de estirar la trompa- le dije al ver su cara de pocos amigos -. Nosotros vamos a ir a comer. Wanda está en la camioneta y la quiero viva cuando regrese.

Dicho esto, me fui junto con mis padres y hermanitos a almorzar en Burguer King.


El resto del viaje, Sebastian se comportó mucho más que hasta ese entonces. Debo reconocer que fue un alivio que al menos alguien dejara de ser molesto...

La casa que alquilaron mis padres tenía una lista detrás de la puerta de las cosas que no se permitían, entre ellas, no se podía llevar animales, por lo que teníamos que mantener a Wanda, Tama y Arish en calma y evitar a toda costa que hicieran sus necesidades dentro de la casa. Estas serían unas largas mini-vacaciones...

Apuesta de Terquedad [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora